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Los niños tienen que fumar

No me rocíen con esa superioridad moral que llevan encima como Tamara Falcó el agua bendita en un spray

Rosa Belmonte

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En julio se inaugura un museo dedicado a James Bond donde van a mostrar sus películas desde «un punto de vista moderno y políticamente correcto». Pues más vale que dediquen el museo a Sánchez, Pedro Sánchez. No hace falta recordar a Judi Dench en las ... películas del agente secreto como M, la primera vez que el jefe del MI6 fue una mujer. «Es usted un dinosaurio misógino y sexista. Una reliquia de la Guerra Fría», le decía a Pierce Brosnan, que también se estrenaba en «GoldenEye» (1995). Quizá no se homenajee a «James Bond contra Goldfinger» (1964), esa maravilla con música de John Barry, canción de Shirley Bassey, Sean Connery y Honor Blackman como Pussy Galore. Llamándose Chichi no entra en un museo de finolis correctos. La película tenía además el cuerpo de Shirley Eaton cubierto de oro. Pero, sobre todo, la escena del pajar donde Bond seducía a la lesbiana Pussy Galore y la devolvía al supuesto buen camino. Ella que había asegurado ser «inmune». En 1964 lo del pajar era una escena de fogoso erotismo y seducción. Hoy se dudaría del consentimiento.

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