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Kosovo o la catástrofe del separatismo

«España ha hecho bien en negar a Kosovo el reconocimiento diplomático. Y hará bien en mantener esa postura, con independencia de los acuerdos eventuales a que lleguen serbios y kosovares. Porque la solución racional no fue la independencia ni lo es la partición de Kosovo. Es la reintegración del territorio en la soberanía serbia. De la que nunca debió salir»

Por Javier Rupérez

En esta misma página publiqué el 13 de septiembre de 2007 un articulo titulado «El error Kosovo» en el que analizaba el proceso que había de culminar en la independencia del que había sido territorio integrante de la República Federal de Yugoslavia, y luego de ... Serbia, antes y después de la disolución del conjunto de Yugoslavia. En él reflejaba las consecuencias de la intervención militar de la OTAN que desde el 23 de Marzo del 99 hasta el 10 de Junio del mismo año había actuado en contra de la política de limpieza étnica practicada contra los albaneses en el territorio y lanzada contra el todavía líder serbio Slobodan Milosevic y recordaba que habiendo sido ese el motivo de la intervención, llevada a cabo sin autorización del Consejo de Seguridad, este mismo organismo, en su Resolución 1244 había establecido la obligación de respetar la integridad territorial y la independencia política de la República Federativa de Yugoslavia al intentar resolver el conflicto de Kosovo. Para ello recomendaba la necesidad urgente de buscar fórmulas de autogobierno y autonomía. Antes de que acabara la intervención militar, el 6 de mayo de 1999, los países miembros del G8 (Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Japón, Italia, Alemania, Canadá, Rusia) habían rubricado una declaración conjunta en el mismo sentido.

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