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Editorial ABC

La kale borroka prende en Cataluña

Los cachorros de la CUP ponen de manifiesto el riesgo que entraña una radicalización institucional que tiene cumplida y violenta respuesta en las calles

Captura de un video, distribuido a través de las redes sociales por Arran EFE
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Los crecientes actos de violencia y vandalismo que protagonizan las organizaciones vinculadas a la CUP constituyen una de las señas más visibles de la fractura social y política que se gesta en Cataluña desde hace años, fruto de la intolerancia y la radicalidad que pregonan ... a sus anchas estos y otros movimientos nacionalistas y antisistema con la connivencia –cuando no la complicidad– de determinados partidos e instituciones públicas. Arran, entidad juvenil perteneciente a la izquierda « independentista y revolucionaria », genuina incubadora de los cachorros de la CUP, asaltó el pasado jueves un autobús cargado de visitantes extranjeros en la Ciudad Condal para, poco después, pinchar las ruedas de varias bicicletas de alquiler o, tal y como sucedió ayer, reivindicar una algarada cometida a finales del pasado julio en un concurrido restaurante situado en el puerto de Palma. Este grupo de radicales se envuelve ahora en la bandera de la «turismofobia» para justificar sus tropelías, pero, en realidad, no se trata más que de una excusa para dar rienda suelta al natural instinto violento y totalitario que profesa su ideología.

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