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Justicia sin trampas

EL juez Santiago Pedraz ha tomado nota de la urgencia política sobre el caso «Alakrana». Ayer decidió procesar a los dos piratas somalíes encarcelados en España, a los que imputa los delitos de detención ilegal y robo con violencia, descartando el de asociación ilícita que ... sí se apreció al inicio del sumario. Esta calificación selectiva hecha por el instructor se interpretó en un primer momento como un primer paso para que la Fiscalía redujera a sólo seis años unas peticiones de condena que, sin embargo, mantendrá por encima de los doscientos, lo que impedirá un arreglo con los acusados y su inmediata expulsión, lo que vendría a liberar al Gobierno del peso de una situación sin salida aparente. Existen razones de peso para confiar en que la Justicia se comporte con dignidad y respeto por el Estado de Derecho. Nada hay que objetar, sino todo lo contrario, a la celeridad con la que el juez Pedraz ha procesado a los piratas somalíes. Lo deseable sería esta diligencia en todos los casos. Tampoco sería criticable que el Ministerio Fiscal ajustara sus acusaciones a las limitaciones legales, sin pedir condenas ridículas ni buscar agravaciones sin fundamento. Y con 36 delitos de detención ilegal y uno de robo con violencia, no es legamente posible un pacto con los acusados por sólo seis años de prisión.

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