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Proverbios morales

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Tras cancelar la existencia de las almas, el Estado reclama la gestión exclusiva del destino de los cuerpos

Jon Juaristi

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A propósito de la sumisión histórica de una gran parte de los europeos al totalitarismo, Joaquín Puig de la Bellacasa me remite a una conferencia de Romano Guardini en el vigésimo aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial. En ‘El servicio al prójimo en ... peligro’ (1965), el teólogo alemán planteaba que, al contrario de lo que supone la opinión común acerca de una inclinación natural en el ser humano a socorrer al prójimo, el impulso voluntario a ayudar a otro que está en apuros, e incluso a sacrificar la vida propia en ese empeño, sólo se produce cuando el que peligra pertenece al que ofrece su ayuda. Para Guardini, los padres y los hijos, así como los esposos, se pertenecen mutuamente. Uno dice «mis padres» o «mis hijos», y «mi mujer» o «mi marido». El ámbito de copertenencia, la familia, implica un imperativo de ayuda que se toma como natural, aunque no lo sea. Más allá de ese ámbito, el imperativo se diluye.

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