Suscribete a
ABC Premium

Izquierda y soberanismo

A los diez años del siglo XXI España es el único gran país desarrollado que mantiene pendiente un problema de definición nacional. Sólo Bélgica persiste en cuestionar su estructura de Estado casi con la misma suicida firmeza que nosotros, pero su peso específico no admite ... comparaciones de escala. Después de treinta años de dinámico relanzamiento político, social y económico, la cuestión territorial se ha atravesado en el futuro español como un camión en medio de una autopista, y no ha sido el País Vasco, sino Cataluña, la fuente de esta complicación histórica. Controlado el desvarío de Ibarretxe con un sensato pacto transversal del constitucionalismo, el problema catalán ha vuelto a situarse en el centro del debate de una sociedad cuyo mayor lastre colectivo sigue siendo su inclinación a torturarse con dudas identitarias. En plena globalización, una nación que se pregunta continuamente por su propia esencia se está poniendo la zancadilla a sí misma.

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comparte esta noticia por correo electrónico
Reporta un error en esta noticia