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El contrapunto

Putin huele nuestro miedo

Ucrania será solo el principio de una hecatombe, salvo que el mundo libre responda con algo más que vagas sanciones

Isabel San Sebastián

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Hace unos días el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, actualmente en paradero desconocido para tratar de salvar la vida y liderar la resistencia heroica de sus compatriotas, lanzó un último llamamiento desesperado a las naciones del mundo libre, suplicando su ayuda ante las amenazas de su ... feroz vecino y anunciando que las políticas de apaciguamiento no detendrían a Putin. Lo hizo desde la ciudad de Múnich, que acogió en 1938 la célebre conferencia de la que Chamberlain salió exultante prometiendo «paz en nuestros días» tras entregar Checoslovaquia a Hitler. La historia se repite, inexorable, porque no aprendemos nada de ella. El antiguo espía comunista reconvertido en dictador de Rusia huele nuestro miedo exactamente igual que lo percibía Hitler en aquel entonces. Y nuestra cobardía acrecienta su apetito. Ucrania será solo el principio de una hecatombe, salvo que el Occidente democrático responda con algo más que vagas sanciones.

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