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Invita Soros

Sospechoso idilio con el millonario que acosa a democracias

Hermann Tertsch

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«Con George Soros en Múnich, intercambiando impresiones acerca de inmigración, los desafíos que enfrenta Europa y el futuro de África». Así rezaba ufano el tuit del ministro de exteriores español, con foto que lo mostraba con unos colaboradores desayunando cara a cara con el ... multimillonario especulador George Soros. No contaba Josep Borrell por qué le pareció tan importante desayunar con Soros, alguien que no tiene mandato de nadie y de nada, no tiene cargo, no representa a nadie más que a sus millones. Soros tampoco es un gran empresario con miles de empleados por el mundo. Su fortuna no procede de éxitos empresariales como la de Bill Gates, Jeff Bezos o Amancio Ortega. Soros se enriqueció siempre con la especulación financiera y en la piratería cambiaria como aquel asalto a la libra esterlina. Incluso siendo todo legal, lo que muchos han dudado, no parece el personaje ejemplar para un ministro de izquierda. Tanto se ha odiado a William Randolph Hearst, el magnate de la prensa norteamericana que dedicaba su dinero y poder a la injerencia política, organizar guerras y derribar gobiernos. Soros hace exactamente lo mismo, pero la izquierda mundial lo adora. Y perdona la procedencia de sus millones, porque a muchos les llega la gracia.

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