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Una raya en el agua

Lasciate

Sánchez no va a romper con Iglesias por mucha presión que le metan. Su única estrategia es el aislamiento de la derecha

Ignacio Camacho

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Ni Ana Botín, ni Felipe González, ni Pallete, ni el IBEX completo, ni Von der Leyen, ni la epifanía de líderes mundiales que en 2008 despertó a Zapatero -él niega las llamadas, por cierto- lograrán separar a Pedro Sánchez de Pablo Iglesias. Lasciate ogni speranza, ... que dijo el Dante. La presión podrá limar alguna arista políticamente escabrosa de Podemos, más que nada para no poner en peligro la ayuda europea, pero el presidente no va a desanudar el pacto porque su prioridad consiste en sujetar el voto de la izquierda. De ninguna manera está dispuesto a depender de un PP que tampoco le puede dar apoyo aunque quisiera porque sus bases sociales lo detestan. Esa alianza sólo se romperá cuando el caudillo comunista quiera, cuando entienda que le conviene impostar un desengaño con el que reforzar su estrategia. Pero para eso las elecciones tienen que estar mucho más cerca y antes necesita más tiempo en el poder para dejar su huella. El cemento que solidifica la coalición, el verdadero proyecto común, no es el programa de Gobierno sino el frente contra la derecha y es sabido que un enemigo compartido une con fuerza muy superior a la de cualquier diferencia.

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