Francia como contraste
Jacques Attali es un buen economista francés. Estuvo vinculadísimo -véase su
Jacques Attali es un buen economista francés. Estuvo vinculadísimo -véase su libro «Verbatim I (1981-1986)» (Fayard, 1993)- a Mitterrand. Ahora ha sido encargado por Nicolas Sarkozy, ante el grave problema que se abre ante la economía francesa, de redactar una reflexión sobre cómo podría ... recuperar Francia un ritmo adecuado en su producción.
Attali ha concedido una larga entrevista a Séverine Cazes, publicada en «Le Point» de 22 de noviembre de 2007 bajo el título de «Jacques Attali: "Nous avons trop de pouvoir d´achat"». En ella, ¿por qué se muestra seriamente preocupado Attali al observar la realidad económica francesa? Sencillamente porque asegura, y tiene toda la razón, que al encontrarse Francia dentro de la Unión Económica y Monetaria, exactamente como España, el euro «enmascara la realidad». Considera que si existiese esa eurozona, «se vería que esta crisis es aun peor que la de 1983», aquella que, conviene recordarlo, hizo cambiar de arriba a abajo, el programa económico que había defendido el PSOE en su victoria electoral de 1982, aquella, concretamente, recordaba Attali, que había motivado que el primer ministro francés lanzase un «¡Es el Beresina!», recordando la tremenda derrota de la Grande Armée napoleónica a manos de los rusos.
¿Qué cifras ofrece hoy Francia para mover a Attali hacia esa expresión de angustia? Veámoslas, comparándolas con las españolas y tomándolas de las páginas de los «Economic and financial indicators», de «The Economist» de 24 de noviembre de 2007. En primer lugar, su débil pulsar productivo. Francia, en el tercer trimestre de 2007 crecía -anualizado- en su PIB a un 2,9%; España lo hacía a una tasa del 2,8%. La producción industrial francesa, en el año que concluye en septiembre de 2007, se incrementó únicamente en un 1,9%; exactamente en la misma fecha, la española lo hizo en un 0,6%. Preocupa muchísimo en Francia el que la inflación progrese con fuerza. En octubre, anualizada, llegaba al 2%; en España al 3,6%. Pero, sobre todo, se aceptaba que el motivo esencial que frenaba la economía francesa era la falta de competitividad, como mostraban las balanzas exteriores. La balanza comercial gala tenía un déficit en los doce meses que concluyen en septiembre de 2007, de 44.400 millones de dólares. España, en el año que concluía en agosto de 2007, presentaba, también en la balanza comercial, un déficit de 124.100 millones de dólares. Y si pasamos a la balanza por cuenta corriente, el que se considera muy alarmante déficit francés, era de 28 mil millones de dólares en los doce meses que concluyen en septiembre de 2007, pero he aquí que España, en julio de 2007, para esta misma magnitud, ofrecía un déficit de 125.100 millones de euros. La deuda exterior española alcanza por eso ya el 150% del PIB. ¿Será posible, tras eso, que el Gobierno llegue hasta marzo sin hacer más que ponderar éxitos?
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