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Las dos Europas

En efecto, hay que evitar el alarmismo, que sólo genera alarma. Pero hay también que evitar el superoptimismo, el sustituir la realidad por nuestros deseos. Porque la realidad se venga de la forma más cruel y brutal, impidiéndonos reaccionar y salir del pozo. El superoptimista ... no engaña a los demás. Se engaña a sí mismo.

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