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La inflación no era pasajera

El alza de precios que registra España es hoy ejemplo de la obstinación de la izquierda para rechazar cualquier evidencia que desmonte sus planes y futuribles

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No compareció ayer Pedro Sánchez para explicar con un gráfico -similar al que mostró el pasado miércoles para hacer trampas con el recibo de luz- por qué en España se dispara la inflación y se desploma el poder adquisitivo. El IPC del mes de diciembre, ... adelantado por el Instituto Nacional de Estadística, se sitúa en el 6,7 por ciento, la cifra más alta de los últimos treinta años, y no hace más que poner negro sobre blanco el alza de los precios que desde hace meses castiga a los consumidores. En lugar del jefe del Ejecutivo, fue el ministro de Presidencia el encargado de restar importancia al proceso inflacionario, asegurando que el aumento de los precios es «transitorio y temporal» y que a lo largo de 2022 «se va a poder ir corrigiendo». Al menos Félix Bolaños no trató de restar credibilidad al INE, como sucedió cuando hace unos meses el organismo público desmontó las previsiones de crecimiento económico elaboradas por un Gobierno que sigue sin afrontar el desafío que representa esta escalada del IPC, genuino impuesto para pobres cuyas primeras víctimas son precisamente los más vulnerables, aquellos a los que el Ejecutivo no deja de prometer protección y escudos sociales.

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