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La cocina

No resulta complicado conseguir que las encuestas terminen diciendo lo que uno quiere que digan, o por lo menos algo aproximado. Lo aceptan incluso los expertos menos serviles. La «cocina» -es decir, el tránsito desde la intención directa de voto, un dato irrelevante a tres ... años de las elecciones, hasta una estimación de voto probable- es una manga demasiado ancha en la que caben todo tipo de simpatías, fobias y encarguitos. Conozco la experiencia de primera mano: una misma intención de voto puede dar una estimación de hasta tres o cuatro puntos de diferencia, arriba o abajo, dependiendo de las apetencias personales o corporativas de quien sufraga el estudio.

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