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La Cámara de los horrores

VARIAS veces, y por distintas razones, me he referido aquí a la innecesariedad del Senado. Dicen que es la Cámara territorial y más bien parece una factoría en la que se elaboran -con gran productividad, dicho sea en su alabanza- chascarrillos y situaciones cómicas. Es ... posible que los padres constitucionales, que no quisieron privarnos de ninguna de las piezas del muestrario democrático mundial, vieran en el viejo caserón de la Plaza de la Marina Española una válvula de escape, algo así como el Club de la Comedia, pero con mucho ringorrango, pretensiones institucionales, abundante plantilla de paniaguados y, ya en la demasía, hasta una piscina de agua tibia para que a los senadores no les falte de nada.

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