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El electorado pidió moderación

El 23J arroja un resultado que devuelve el protagonismo a la centralidad. Tanto el PP como el PSOE deberían asumir responsablemente este imperativo democrático

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Una semana después del 23J, y tras el recuento del voto CERA, pueden extraerse conclusiones de un calado algo más profundo que el que impuso la interpretación urgente de los datos la propia noche electoral. Hay algunos hechos incontrovertibles: el Partido Popular ganó las elecciones ... y mejoró en 48 diputados el resultado de 2019. No es poco, aunque, sin duda, no satisface las previsiones más optimistas que durante semanas permitieron imaginar a los populares una cómoda mayoría. Por su parte, el Partido Socialista pasó de ser el partido más votado en 2019 a ser segunda fuerza política, aunque llegara a sumar un escaño más de los que obtuvo entonces. A pesar de todo, ante la previsión de una debacle, la transferencia del voto nacionalista en Cataluña y la resistencia exhibida en algunas circunscripciones, permitió a los socialistas maquillar el resultado y albergar la esperanza de formar Gobierno recabando los apoyos de Sumar, EH Bildu y ERC y, entonces, la abstención de Junts.

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