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El desconocido éxito de Sorolla en los Estados Unidos
La nueva exposición de la Fundación Mapfre, que triunfó en Dallas y San Diego, acoge cincuenta cuadros de la etapa americana del pintor
El desconocido éxito de Sorolla en los Estados Unidos
Con obras que nunca han viajado a España y otras muy poco conocidas, la exposición que la Fundación Mapfre presentó ayer dedica a Joaquín Sorolla investiga en profundidad el gran éxito que el pintor consiguió en Estados Unidos, faceta no estudiada bien hasta el momento.
Alrededor de ciento cincuenta obras son testigo del interés que despertó el artista en aquel país y permiten «seguir descubriendo ese auténtico Sorolla que está en todo, no solo en las escenas de playa», en opinión de Blanca Pons-Sorolla, bisnieta del artista y comisaria de la exposición.
El interés que el pintor sigue despertando en Estados Unidos se manifiesta en el gran éxito que ha tenido esta exposición en el Museo Meeadows de Arte de Dallas y el Museo de Arte de San Diego, donde registró récord de visitantes.
Desde hace tiempo, Pons-Sorolla centra su trabajo en el catálogo razonado de la obra del artista y por eso «era imprescindible» que esta exposición le aportara «lo necesario para hacer un repaso completo por la obra de Estados Unidos», comentó a Efe.
Para ello, el recorrido de la muestra se centra fundamentalmente en las exposiciones que Sorolla (1863-1923) celebró en Estados Unidos en 1909 y 1911, y en los grandes encargos que surgieron de ellas.
«Seguir su llegada a América, el éxito que tuvo a nivel de medios y coleccionistas, el interés que despertó y las enormes ventas que hizo» es una historia fascinante «que la exposición permite reconstruir».
Sorolla era «un enamorado de su tierra y España le entusiasmaba, era donde pintaba a gusto», pero «siempre quiso ser un pintor internacional. Veía que el nuevo mundo estaba en ebullición y que los ricos norteamericanos querían llevar obra de pintores europeos».
Parte importante es la dedicada a los retratos pintados en Estados Unidos. En total, realizó por encargo 54 retratos, la mayoría de ellos pintados en sus dos viajes y de otros recibió el encargó y los ejecutó en París y Biarritz.
Se trata, en su mayoría, de retratos elegantes, dentro del gusto decorativo «que condicionó en muchas ocasiones su libertad creativa», aunque los realizados en 1911 muestran una mayor libertad compositiva. Entre estos se encuentran los que pintó al aire libre a Mary Lillian Duke o el espectacular del pintor Louis Comfort Tiffany.
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