La futura ciudad del Banco Popular tendrá un centro comercial junto a la A-2

Un millar de obreros se afanan ahora en levantar el complejo, diseñado por Arquitectos Ayala, que tendrá un total de 123.000 metros cuadrados construidos. El proyecto prevé edificar 45.000 metros cuadrados sobre rasante y otros 78.000 bajo superficie.

De ellos, 6.500 se dedicarán a un centro comercial que tendrá una potente oferta de hostelería, un gimnasio, una escuela infantil y una zona reservada para el pequeño comercio. Además, contará con un aparcamiento con capacidad para 1.500 vehículos.

El banco eligió esta zona del norte de Madrid porque ya tiene parte de sus oficinas desplegadas allí. De hecho, en enero de 2013 terminó el traslado de 1.600 empleados al Edificio Abelias, situado el número 1 de la calle homónima, en el entorno del Campo de las Naciones.

Esta fue la primera fase del proyecto, que también planificó el estudio Ayala y que se alza sobre un solar de 11.000 metros cuadrados. Allí han instalado su sede tecnológica. Y la idea es que en la de Juan Ignacio Luca de Tena se asienten las Unidades Administrativas de la entidad financiera; es decir, las relacionadas con el aspecto corporativo y comercial.

El banco presidido por el gallego Ángel Ron convocó un concurso para la edificación de esta nueva sede, a la que se presentaron siete estudios de arquitectura. Gastar lo justo. Ni más ni menos. Esa fue la directriz señalada por la entidad al estudio vencedor.

No pretendían invertir en ningún aspecto superfluo ni frívolo; pretendían conseguir un edificio rotundo, que no envejezca como los que solo atienden a las modas. Persiguen «una arquitectura intemporal, como los templos clásicos, en los que el paso de los años no ha hecho más que embellecerlos», tal y como indican los arquitectos en la descripción del proyecto publicada en su página web.

Así, este futuro complejo en construcción guardará relación estética con el Edificio Abelias. Su fachada tendrá un muro cortina y pantallas de lamas para arrojar sombra al inmueble y, al mismo tiempo, mejorar su eficiencia energética.

Los arquitectos han apostado por un bloque totalmente horizontal. Es lo más alejado al rascacielos que planea el BBVA en Las Tablas , ya que el del Popular tendrá solo cuatro alturas.

En cuanto a las oficinas, prevalecerán los espacios abiertos. Quieren eliminar barreras y que se convierta en un lugar agradable para el trabajo en equipo. Por eso, la zona dedicada a los despachos individuales será mínima. Además, el 90 por ciento de las mesas donde los empleados pasan su jornada laboral tendrá luz natural. Y, al igual que el Edificio Abelias, dispondrá de un sistema de recogida de agua de lluvia para el riego de las zonas ajardinadas.

Este modelo de aglutinar las oficinas centrales en una ciudad financiera no es nuevo. El Banco Santander fue el pionero en este tipo de construcciones, que ocupa 250 hectáreas en Boadilla del Monte. Allí está desde 2004, con nueve edificios de oficinas donde trabajan 6.800 empleados. Por su parte, el BBVA se embarcó en 2007 en un proyecto similar en Las Tablas. El edificio conocido como «La Vela» y diseñado por los arquitectos suizos Jacques Herzog y Pierre de Meuron es una auténtica urbe vertical: contará con 19 pisos y 93 metros de altura. Al rascacielos lo acompañarán otros siete edificios más bajos, de tres alturas.

El Popular también se aventuró a acometer su propio macrocomplejo poco después. Pero para ello necesitaba liquidez. Así, en 2008, la entidad vendió su sede social en la calle de Velázquez al grupo inversor Rosales. La operación se enmarcó en la desinversión del banco en activos inmobiliarios: pusieron a la venta 19 edificios, la mayoría en la capital.

La entidad financiera seguía así la misma estrategia de venta de sedes emprendida por Santander, BBVA o Caixa Galicia; y la contraria a Caja Madrid que, en 2007, adquirió por 700 millones de euros el rascacielos que iba a ser ocupado por Repsol.

En general, las grandes corporaciones tenían repartidas sus oficinas en varios puntos de la ciudad en función del crecimiento que habían experimentado en años anteriores. El siguiente paso —el que acomete ahora el Popular— ha sido la concentración en grandes ciudades financieras para mejorar la eficiencia y ahorrar costes.