Los clanes de la droga se reinventan en la Cañada Real

Los llaman «yankies» y los adquieren por precios que se sitúan entre los 800 y los 2.000 euros, en función de sus prestaciones:aire acondicionado, rejas, camas... Son los nuevos puntos de venta por los que han optado la veintena de familias que manejan este mortífero negocio en el sector VI de la Cañada Real Galiana, el situado en Valdemigómez: los Gordos, los Bruno, los Fernández, Los Emilios, Los Fene, los Melli..., explican mandos policiales.

Los golpes asestados por la Policía Nacional, con cerca de dos mil detenidos por diversas causas desde 2011 en casi dos centenares de operaciones —la mayoría relacionadas con el tráfico de estupefacientes —, han puesto de moda estos «puntos de venta». Y es que desde hace unos años, las operaciones realizadas por los agentes acaban con el derribo inmediato, de lo que se encarga el Ayuntamiento de Madrid.

Los narcos de esta zona, en la que se produce el mayor tráfico de drogas de toda España , ya que cuenta con entre 50 y 55 puntos de venta y alrededor de 300 comerciantes, han optado por esta vía más sencilla y económica. Conscientes del desembolso que supone levantar una construcción laberíntica y blindada— con puertas y ventanucos de vigilancia y venta, así como salas para consumir—, a pesar del dinero fácil que obtienen, no están dispuestos a este desembolso. En los «yankies» tienen lo justo: una balanza y pequeñas cantidades que van reponiendo.

En los «puestos ambulantes», la mayoría rotulados con la palabra «kiosco», venden su mortífera mercancía al millar de personas que acuden a diario al poblado a comprar su dosis de heroína y coca para hacerse sus chinos, sus picos, sus rayas...

Las sustancias que venden, las de mayor grado de pureza del mercado, son la heroína y la cocaína . El precio es el mismo para la micra: 5 euros, pero no para el gramo:60 euros el de heroína, diez más que el de coca porque hay menos. «De siempre la droga de los poblados ha sido la mejor, por eso vienen camellos de todo el país. A partir del viernes, hay colas».

Las ganancias de estas bandas organizadas , que viven lejos de este infierno, son apabullantes: un millón de euros al mes, según explican fuentes policiales. Por eso, no es raro que «se vendan casas por 250.000 euros, una cantidad que recuperan en un año», explican. «La droga da muchísimo dinero y si se consigue desmantelar este lugar, como pretenden las administraciones, se irán a otro; si no, utilizarán edificios, como ocurre en Sevilla en las Tres Mil Viviendas. Los narcos nunca descansan», dicen los bregados agentes.

Los clanes se mantienen a distancia de este apartado y gran «hipermercado» de la droga —un cuarto mundo desolador– y solo acuden a recoger los beneficios ganados a costa de la salud y la vida de los demás. En sus lujosas y recargadas viviendas se sienten menos expuestos a las redadas. Cada año, la comisaría de Villa de Vallecas realiza una decena de operaciones de media con las que ha descabezado a las históricas familias que han ido mudando su entramado de La Celsa o La Rosilla a Las Barranquillas para recalar en este horrible lugar. A ello, hay que añadir las de la Udycol. Sin embargo, siempre otros retoman el testigo.