ARTES&LETRAS DE CASTILLA-LA MANCHA
Los premios literarios en Castilla-La Mancha
Los galardones literarios son un gran incentivo para promover la creación literaria, también en Castilla-La Mancha

El año literario comenzó con la velada de la concesión del premio Nadal (que no tiene nada que ver con el tenista) que, como suele ser habitual, se falló el día de Reyes. Este año, como resaltó la prensa, había dos novelas que se presentaron desde Toledo, una desde Ciudad Real y otra desde Albacete. Este prestigioso premio lo han ganado algunos castellanomanchegos como García Pavón, Clara Sánchez y Alicia Jiménez Bartlett. A este premio (que antes era convocado por la editorial Destino y que acabó en manos de la todopoderosa Planeta) también le ha afectado la crisis, pues dejó de conceder el premio al finalista.
Los premios literarios son un gran incentivo para promover la creación literaria. Muchos tienen un serio lastre: están dominados por las camarillas literarias, de grupos de escritores que deciden ex ante a quién conceder el premio. No debemos generalizar, claro está, pero dependiendo de quiénes estén en el jurado y también del factor de la dotación económica (sobre todo si hay mucho dinero en juego), la neutralidad de la concesión del galardón parece ponerse en entredicho. Se mezclan muchos aspectos: el clientelismo (me das le premio a mí y yo te lo doy en la próxima convocatoria), los intereses ideológicos, el amiguismo, la necesidad de buscar autores que vendan de cara al mercado, la búsqueda de la provocación como gancho para los lectores (del tipo de la temática sexual de las Sombras de Grey), etc. Desde luego que no todos los premios son así, pero esto es ya indicativo de que la calidad de una obra no se justifica por el sólo hecho de recibir premios. De otra manera: calidad literaria no es sinónimo del reconocimiento de los premios literarios.
En Castilla-La Mancha hay premios literarios con mucha solera. Por ejemplo, los que convoca –en cuento y en poesía- la revista albaceteña Barcarola (la penúltima convocatoria de poesía la ganó la poetisa cordobesa afincada en Toledo Elena Román), el talaverano de poesía Rafael Morales (que acaba de conquistar la poetisa toledana María Luisa Mora con su poemario “El mundo raro”), el conquense de poesía de Fray Luis de León, el de teatro Buero Vallejo que creó el Ayuntamiento de Guadalajara, el Nicolás del Hierro que organiza el Ayuntamiento de Piedrabuena, el Ciega de Manzanares (que ganó María Luisa Mora con “El don de la batalla”), el concurso internacional de microrrelatos Museo de la Palabra (con una seria dotación económica por un microrrelato), el premio de poesía infantil «Luna del Aire», el premio de novela histórica Alfonso X, etc. Existen premios con gran relevancia (que conllevan una importante cuantía y la difusión de la obra a través de la publicación en colecciones prestigiosas). Y luego hay una infinidad de premios auspiciados por bibliotecas, ayuntamientos (que evocan algún autor o rememoran alguna fiesta), grupos culturales, por personas concretas (como el recientemente fallado certamen literario del casco histórico convocado por el escritor Toni Gil), etc. En la página www.escritores.org. figura un exhaustivo elenco de convocatorias literarias.
Hay autores que han ganado numerosos premios literarios. Quizá entre ellos habría que citar al cordobés –aunque vive en Albacete desde hace muchos años- Manuel Terrín Benavides, que tiene más de 1425 premios, lo que le ha hecho ingresar con justicia en el Libro Guiness. También posee muchos galardones literarios el albaceteño (aunque afincado en Nambroca) Miguel Ángel Carcelén, un excelente dominador del cuento y la novela. También va adelante con su particular suma y sigue la poetisa Elena Román. Hay muchos autores capaces de escribir textos para muchos premios, incluso de temáticas concretas (sobre el olivo, sobre un Cristo o una Virgen, etc). Basta echar un vistazo a la dirección www.premiosliterarios.com para advertir cómo algunos autores no desfallecen en ningún momento y se presentan a la mayoría de los premios.
¿Afecta la crisis económica a los premios literarios? Obviamente sí. Quizá se deben resentir sobre todo los que son convocados por instituciones públicas. Muchos de ellos han desaparecido, como los premios de creación literaria de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, los ciudad de Toledo, etc. En nuestra opinión algunos de estos premios deberían reconvertirse en ayudas a las editoriales o en facilitar con becas la publicación sobre todo de autores conocidos o, especialmente, de los más jóvenes. En este sentido, es digna de elogio la labor que desde hace muchísimos años realiza la Diputación de Ciudad Real, pues ha publicado numerosos trabajos (poesía, ensayo, novela, etc) a personas nacidas o vinculadas con Ciudad Real. Ojalá en las otras provincias hubiera un servicio que favoreciera la publicación como el ciudarrealeño.
Al lado de la promoción de las ediciones por parte de instancias públicas, creemos que muchas convocatorias de premios literarios deben sostenerse sobre todo desde la iniciativa privada. Y este tipo de iniciativas debería apuntar, con un especial énfasis, a promover la creación literaria entre los estudiantes de los institutos. Muchas veces la vocación literaria se despierta aquí, a raíz del espaldarazo de un premio. Los estudiantes deben estudiar lengua y literatura, sí, pero también dejar volar la cometa de su imaginación a través de la escritura. Y esto no surge sólo, sino que debe ser promovido desde la enseñanza.
Fue Larra el que dijo aquello de que «escribir en Madrid es llorar». Hay un aspecto positivo de la crisis: se va a llevar por delante muchas iniciativas públicas que no tenían sentido y que sólo servían para beneficiar a unos cuantos. Se publican, es cierto, demasiados libros. Pero también es verdad que cada lector necesita encontrar su libro y por eso es importante la variedad. Es hora de hacer un donoso escrutinio potenciando los libros que tienen auténtica calidad y dejando que despunte la iniciativa privada en la difusión del gusto por la escritura. La literatura para muchas personas es una fuente en la que es posible echar un trago de felicidad. En los tiempos que corren esto es muy importante.
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