La polémica sobre Filgueira Valverde evidencia heridas abiertas en la RAG
La oposición a la presidencia de Alonso Montero emplea la controversia para cuestionar a su ejecutiva. La Academia aclara que la elección del homenajeado es fruto de una votación, que asume como propia por mandato
P. A.
La elección de Xosé Filgueira Valverde como el escritor que recibirá en 2015 el homenaje que cada 17 de mayo honra en el Día de las Letras Gallegas a un autor en dicha lengua, amenaza con reabrir un nuevo proceso electoral, apenas un año después ... de que Xesús Alonso Montero tomase el relevo de Xosé Luis Méndez Ferrín en medio de una evidente división en el seno de la institución.
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Después de que varias voces se alzasen en protesta por el pasado político del homenajeado —activo intelectual en el seno del Partido Galeguista, abandonó la formación tras su giro a la izquierda, formando Dereita Galeguista y fue alcalde de Pontevedra durante el franquismo — buena parte de los académicos ha aprovechado la polémica para cuestionar a la actual comisión ejecutiva. Lo cierto es que la polémica, que sí ha tenido eco en la sociedad y en diversos círculos intelectuales, es artificial en cuanto al dedo que señala a Alonso Montero y los suyos por la decisión.
Decisión del plenario
La propuesta del escritor pontevedrés fue llevada al plenario con el aval de cuatro académicos: Xosé Ramón Barreiro Fernández, Francisco Díaz-Fierros Viqueira, Pegerto Saavedra Fernández y Ramón Villares Paz, ninguno de ellos miembro de la actual ejecutiva de la RAG. Se decidió, en última instancia y por un margen de votos menor, que esta candidatura fuese la elegida frente a la otra propuesta «finalista», la de Celestino Fernández de la Vega, avalada por Rosario Álvarez Blanco, Andrés Fernández-Albalat Lois y Andrés Torres Queiruga, que sí es parte de la directiva. Pero de aquel plenario nadie salió aparentemente descontento. La ejecutiva de la RAG asumió como propia la votación de los académicos y varios aprovecharon el revuelo posterior —formado fundamentalmente por partidos y asociaciones de corte nacionalista— para tratar de reavivar las brasas aún candentes en la institución encargada de velar por la lengua propia de Galicia.
Cabe recordar que la llegada de Alonso Montero a la presidencia de la RAG fue precedida de la dimisión de su antecesor, Xosé Luis Méndez Ferrín, que además abandonó su sillón como académico para evitar dar explicaciones sobre la contratación de su hija, su yerno y dos hijos de su secretario y su tesorero, amén de algunos cuantiosos gastos derivados de su transporte particular entre Vigo y La Coruña y sueldos no contemplados por la institución.
Que las heridas nunca fueron cerradas parecía una evidencia, más aún tras una reciente entrevista del presidente con ABC , en la que comparaba su gestión con la de su antecesor, recordando que «en la legislatura anterior a nosotros, que empezamos el 20 de abril del año pasado, y quizás antes, había dirigentes de la Academia que cobraban. Yo no cobro, un dirigente de la Academia no puede cobrar por estatuto», dijo.
Estas palabras y otros gestos que el actual presidente ha deslizado con cierta naturalidad —además de su militancia comunista, alejada del tradicional nacionalismo de las altas instancias de la RAG— han provocado nuevos movimientos internos para descabezarle.
Algunos académicos promueven ya entre sus colegas la idea de «insostenibilidad» de la actual presidencia, y han encontrado en la polémica sobre el próximo homenajeado por la institución el combustible adecuado para volver a prender la llama.
Alguno de los miembros de la anterior ejecutiva, y otros académicos que no dudaron en mostrar su adhesión incondicional a Méndez Ferrín, se han visto reforzados por otros, que desde la neutralidad crítica, contribuyeron a que la petición de información al anterior presidente derivase en su dimisión. Estos se han sentido importunados con la elección de Filgueira Valverde, y nunca han mostrado especial simpatía por alguna de las manifestaciones de Alonso Montero, lo que hace que la oposición reúna ahora la fuerza suficiente para plantear un cambio en la cúpula.
Mientras, la propia ejecutiva difundía un comunicado aclarando que la decisión sobre Filgueira Valverde se ha ajustado a lo que marcan los estatutos y que, la asumen «como propia», pero que ha sido una votación del plenario quien la ha marcado, haciendo ver cierta incomodidad, pero primando el clima de normalidad que prefieren recuperar.
Boicot al 17 de mayo
Al hilo de la polémica elección, entre otros muchos ejemplos de malestar, una librería coruñesa anunciaba ayer que no se sumará a dicho tributo y promoverá actos alternativos ya que Filgueira Valverde «apoyó desde los primeros momentos la sublevación fascista de 1936»; «no se presentó» en el juicio en defensa de Alexandre Bóveda, «pudiendo ayudar a evitar el fusilamiento de su antiguo compañero del Partido Galeguista»; fue «el principal responsable» de apostar en 1982 por una normativa para la lengua gallega que «no le corresponde del castellano», «impidiendo una natural y necesaria aproximación al portugués»; y lo identifica como impulsor de instalar la pastera de la ría de Pontevedra.
En este ambiente, el que también fuera promotor del Museo de Pontevedra puede terminar siendo la excusa que buena parte del plenario de la RAG buscaba para «ajustar cuentas pendientes» tras la polémica abierta tras la dimisión de Méndez Ferrín.
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