Galicia

Los ganaderos afrontan el final de las cuotas con recelo y esperanza

Pese a los altos precios de la leche en origen cosechados hasta ahora, los productores prevén una bajada esta primavera

Los productores han realizado fuertes inversiones estos años para modernizar sus granjas
Los productores han realizado fuertes inversiones estos años para modernizar sus granjas - miguel muñiz
C. PICHEL - Santiago - Actualizado: Guardado en: Galicia

El sistema con el que el sector lácteo europeo ha estado regulado durante los últimos 30 años toca a su fin. Las cuotas lácteas, un mecanismo de intervención del mercado con el que Bruselas controlaba la producción de cada país miembro, asignando para ello un tope de toneladas anuales, serán historia el 1 de abril de 2015. Pese a que el nuevo escenario que se abre es de sobra conocido, los ganaderos gallegos, inmersos ya en la última campaña con este sistema, afrontan el futuro con cierto recelo, pero también con esperanza. Para explicar ambas sensaciones encuentran argumentos (el miedo a una bajada en los precios, en el primer caso, y la posibilidad de aumentar la producción, en el segundo) surgidos de la herencia de unos años con más baches que llanos.

La hipoteca hay que buscarla en la entrada de España en el Mercado Común. La cuota láctea se asignó en función de unos valores que para nada recogían los índices de crecimiento futuro de las granjas. El resultado: la producción propia no cubre la demanda en el país —el consumo supera los 9 millones de toneladas al año mientras la cuota se sitúa en los 6—, por lo que se hace necesario echar mano de producto foráneo, incentivando así que países como Francia o Alemania coloquen en España sus excedentes.

El esquema se sucedió durante todos estos años, un período en el que los ganaderos se vieron obligados a realizar fuertes inversiones para modernizar sus granjas y así no perecer. No todos resistieron. Todo lo contrario. En los últimos veinte años, casi 70.000 explotaciones echaron el cierre en la Comunidad. Hoy son poco más de 11.000 las familias que continúan con sus establos. Eso sí, lo hacen a pleno rendimiento, con granjas dimensionadas y, en muchos casos, saldando aún deudas contraídas en épocas de vacas flacas. La última, en 2012.

Hace dos años, las industrias bajaron el precio en origen hasta los 26 céntimos, lo que obligó a los ganaderos a tirar de ahorros. El pasado ejercicio terminó con datos que no se recordaban desde 2008: 39,17 céntimos por litro. También este 2014 empezó bien —enero se pagó a 39,23—, pero febrero, con una leve rebaja a los 38,83 céntimos, puede avanzar lo que muchos ganaderos vaticinan para esta primavera: una fuerte bajada de los precios.

Pendientes aún de conocer los datos de marzo, los productores saben que las industrias quieren ir a la baja. De ahí que muchos de ellos se hayan negado en un principio a firmar los contratos lácteos —obligatorios tras la entrada en vigor de la ley de la cadena alimentaria—, que establecían para los próximos meses una disminución de «hasta cuatro céntimos», comentan a ABC los afectados.

Alerta de supertasa

Y así se lo trasladaron ganaderos de la comarca de Deza a representantes políticos de la zona y al senador Enrique López Veiga en una reunión, la primera de estas características, mantenida a principios de semana en Lalín. Los objetivos estaban claros: explicar las garantías de la ley e incidir en la necesidad de organizar el sector en Galicia, desarrollando las estructuras que funcionen de soporte jurídico ante cualquier violación de las reglas.

También hubo tiempo para hablar de las perspectivas que se abren con el final de las cuotas y para que los representantes del sector les trasladasen sus inquietudes. Entre el debate, un compromiso: agilizar los puntos de la normativa que están pendientes de regular, como la figura del mediador.

Por ahora, los ganaderos continúan haciendo lo que mejor saben, ordeñar las vacas y vender el producto. El aumento de 15 millones de kilos en las entregas en enero con respecto a 2013 hicieron saltar la amenaza ante la posibilidad de una sobreproducción, lo que obligaría a los productores a pagar una multa, conocida como supertasa. Pero la Xunta descartó ayer llegar a ese supuesto en la campaña recién finalizada, pero no así en la actual.

En todo caso, una producción superior a la habitual no tendría por qué ser negativa una vez terminado el período de cuotas, dado que es precisamente una mayor capacidad la que, a priori, traerá mayores beneficios. Las explotaciones gallegas, que en muchos casos ya han aumentado sus instalaciones para hacer frente al nuevo reto, esperan ansiosas poder conocer si sus vecinas francesas, alemanas u holandesas pueden producir aún más. China e India son los objetivos comunes.

Toda la actualidad en portada

comentarios