juicio en la coruña
Las últimas víctimas de Pandolo: «Si no hubiera fallado la pistola, estaríamos todos muertos»
El fiscal certifica que el «azar» de que el arma se encasquillara salvó la vida a una familia de Ordes, La Coruña, asaltada por Martínez Quintáns, un delincuente muy temido en Galicia
La 'matayayas' se dejó un pendiente en casa de la anciana que apareció muerta y luego fue al bingo
La Coruña
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónCon un currículum delictivo de lo más completo, que incluye tentativas de homicidio, robos con violencia e incluso agresiones sexuales, en la primavera de 2023 a José Manuel Martínez Quintáns, alias Pandolo, no le quedaba mucho para cumplir las penas acumuladas. Sin embargo, lo que ... hizo cuando ya solo tenía que acudir al centro de reinserción a dormir puede abocarle a pasarse el resto de sus días entre rejas. Se le atribuyen dos asesinatos, aún pendientes de juicio, y un asalto a la casa de una familia en Ordes, La Coruña, a la que el azar libró de una auténtica masacre: «Si no hubiera fallado la pistola, estaríamos todos muertos», han asegurado este jueves las víctimas durante el juicio.
La mayor parte de los hechos no los discute el acusado. Pandolo reconoció en la vista oral celebrada en la Audiencia Provincial de La Coruña, tanto a preguntas del fiscal como de su propio abogado, que la madrugada del 31 de mayo de 2023 irrumpió en la casa, que intentó robar uno de los vehículos que se encontraban en el garaje, que llevaba en la sobaquera una pistola para la que no tenía licencia y que efectuó «cuatro o cinco disparos». La cuestión a dilucidar es si fueron «tiros al aire» para «asustar» a los moradores, como sostiene el acusado, o si los realizó con la clara intención de matar a quienes se le ponían delante.
El fiscal, que solicita más de 36 años de cárcel para él por tres tentativas de homicidio, robo y tenencia ilícita de armas, lo tiene claro: «Todos los disparos son intencionados, no son casuales, no son para atemorizar; no duda en disparar», expuso en la presentación de su informe, ya en el tramo final del juicio. Su tesis coincide con el relato que, minutos antes, habían ofrecido las víctimas en sus declaraciones: «Solamente la suerte de que el arma se encasquillara les salvó la vida».
La sucesión de hechos fue, más o menos, la siguiente. Entre las tres y las cinco de la madrugada, Pandolo entró en la vivienda por la puerta trasera, que estaba sin echar la cerradura, cuando toda la familia dormía. Vagó a oscuras por varias estancias, sacó de las alacenas pan de molde, fuet y una lata de atún, que fue comiendo mientras merodeaba por la casa. En la entrada encontró las llaves de uno de los coches que estaban en el garaje, un Ford Fiesta —aunque Pandolo sostiene que estaban puestas—, metió en el maletero la bicicleta en la que había llegado, también robada, y encendió el motor. Ese ruido despertó a la familia, y a partir de ahí los acontecimientos se precipitaron.
Por centímetros
El primero en verlo fue el padre de familia, que salió por la ventana para gritarle. La respuesta de Pandolo fue un primer disparo que acabó en el muro, pero que, como advirtió el fiscal, no le alcanzó por centímetros: «Podría haberle impactado en el pecho». Este vecino de Ordes bajó entonces las escaleras y se dirigió hacia Pandolo para evitar que huyera en el coche. Su respuesta fue otro disparo cuando la víctima estaba «a menos de dos metros». Este sí fue certero: le alcanzó en el abdomen, lo dejó malherido y «pudo haberlo matado», tal y como detallaron los forenses, pues el impacto quedó «muy cerca» del intestino grueso. «Creo que me salvé porque hice un quiebro; si no, la bala me hubiera dado más de frente», explicó la víctima.
A esas alturas, el alboroto ya había despertado a todos. La esposa comenzó a gritar al ver a su marido malherido en el suelo. Pandolo, según el testimonio de la familia —que concuerda con la versión de la Fiscalía—, se giró hacia ella y disparó. «Nos acercamos al coche, él abre la puerta y dispara; es lo primero que hace, sin mediar palabra», relató la mujer. También erró ese disparo.
«¡Tú te lo buscaste!»
El garaje era estrecho y la destreza de Pandolo como conductor, escasa, por lo que, apuntándole a la cabeza, obligó a la mujer a ponerse al volante del Ford Fiesta para sacarlo de allí. Su intención era que ella lo llevara «hasta el centro de Ordes». En ese momento irrumpió la suegra —madre del hombre malherido—, ya de edad avanzada, que, con «una actitud heroica», tal y como subrayó el fiscal, se abalanzó sobre Pandolo. Este se revolvió, la arrojó al suelo y volvió a encañonarla con la pistola. Ella no oyó nada de lo que decía debido al estruendo y la confusión del momento, pero el resto de los familiares coincidieron en que, mientras la apuntaba, la amenazó: «Esto es porque tú te lo buscaste».
Y no se trató solo de una amenaza, a juzgar por el resto de familiares, que escucharon con claridad el click del gatillo. Una vez más, la fortuna se alió con ellos: la pistola se encasquilló y Pandolo ya no pudo disparar una bala más. «Apretó el gatillo, pero la bala no salió; luego nos dijeron que estaba encasquillada», explicó el marido de la mujer, también de edad avanzada, que presenció toda la escena.
Entre todos los miembros de la familia presentes —incluido el hijo, propietario del Ford Fiesta— consiguieron reducir a Pandolo hasta la llegada de la policía. «Nuestra idea siempre fue quitarle el arma; lo reducimos entre todos», resumió la mujer a la que intentó obligar a conducir hasta el centro de la localidad. Una patrulla no tardó en presentarse y se lo llevó detenido.
Y así fue como, gracias a una mezcla de determinación familiar, la falta de pericia de Pandolo —pese a su amplia experiencia con armas— y, por supuesto, el azar, salvaron la vida las últimas víctimas de Martínez Quintáns. Siguen vivos, pero arrastran importantes secuelas psicológicas, tal y como acreditaron los forenses: «Él está en la cárcel, pero nosotros también», resumió el padre de familia ante el tribunal. Y a Pandolo aún le quedan por afrontar dos crímenes que se le atribuyen y que presuntamente cometió durante sus permisos penitenciarios.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete