«¡Al rico mojito!»: la venta ilegal en las playas no se detiene

La mayor presencia de la Guardia Urbana y la autorización a los chiringuitos para vender en la arena no acaba con la venta ilegal

«¡Al rico mojito!»: la venta ilegal en las playas no se detiene inés baucells

ana luisa islas

Coco «recién» partido, masajes, gafas de sol, collares, pareos, mojitos, donuts, tatuajes, entradas para discotecas... y hasta marihuana. Resulta increíble todo lo que uno puede conseguir sin siquiera levantarse de la toalla. No se trata de un centro comercial, sino de la Barceloneta. ¿Y la ... policía? Este verano, el refuerzo de la presión policial y la colaboración entre Mossos d’Esquadra y Guàrdia Urbana no parece estar dando los mejores resultados.

La mayor presencia de las patrullaas en las playas no ha tenido el efecto que otros años. «Nos confunden con los ambulantes, que siguen robándonos a los clientes», explica Mario, que trabaja en un chiringuito en la playa de la Nova Icària. Su trabajo consiste en ofrecer bebidas a los que estén tumbados en los alrededores del local. Las de Mario «pagan impuestos», las del resto no. «No podemos competir contra ellos en precios ni en número de personas», profundiza.

Desde el año pasado se permite a los chiringuitos vender a la gente ubicada en el espacio de playa que rodea el local. La intención del Ayuntamiento con esta medida es «ahuyentar a los vendedores ambulantes». Este año, los camareros de los establecimientos se pierden entre el oleaje de vendedores que inunda las playas barcelonesas. Mario se acerca a un grupo de turistas y les ofrece cócteles. Las chicas, que están de despedida de soltera, piden uno (a ocho euros) cada una. El camarero se va y vuelve, media hora después con las bebidas. Mientras esperaban han pasado cinco vendedores con mojitos ya preparados que cuestan tan solo cuatro euros. Las chicas se arrepienten de su decisión.

En mayo, el Consistorio anunció sus previsiones para este verano. «Incrementar un 300% las denuncias por actividades no autorizadas, como los masajes; y disminuir un 15% los hechos delictivos en las playas». Basta darse una vuelta por cualquiera de ellas para deducir que no se están cumpliendo los objetivos, o que quizás los ambulantes pidieron también refuerzos.

Las masajistas «ilegales», en su mayoría de origen chino, son un claro ejemplo de cómo las prácticas del ambulantaje se han adaptado para poder sobrevivir a pesar del aumento de efectivos. Las jóvenes ahora portan un traje de baño debajo de la camiseta. Cuando ven que algún guardia urbano se acerca, se quitan la camiseta y se recuestan a «tomar el sol».

A pesar de que los esfuerzos en playas no han sido suficientes, en las fiestas más importantes de la ciudad que ya se han llevado a cabo, el despliegue policial ha dado buenos resultados. Hubo poca presencia de «lateros» en las calles de Gràcia y de Sants, barrio este último cuyas fiestas últimas concluyeron esta semana.

La Federación Catalana de Asociaciones Recreativas Musicales anunció que en Gràcia detectaron una caída de la venta ambulante ilegal de latas, pasando de pérdidas de 200.000 euros del 2008 a unos 20.000 euros de este año. Quizás estaban todos en las en las playas.

«¡Al rico mojito!»: la venta ilegal en las playas no se detiene

Artículo solo para suscriptores

Accede sin límites al mejor periodismo

Tres meses 1 Al mes Sin permanencia Suscribirme ahora
Opción recomendada Un año al 50% Ahorra 60€ Descuento anual Suscribirme ahora

Ver comentarios