Consell y Gobierno activan dos trasvases para garantizar consumo y regadío este verano

Las obras del trasvase Júcar-Vinalopó están terminadas, según confirmaron fuentes de Acuamed, la empresa a la que el Ministerio de Fomento encargó los trabajos , si bien resta por acometer el proyecto -ya preparado- de reparación del embalse de San Diego, en Villena, donde las filtraciones inesperadas hacen que se pierda la mitad del agua, según los regantes. Como solución, se optó por un baipás que desvía el agua que llega sin que entre en el pantano, y que más adelante, cuando el trasvase esté operativo, debera cumplir su función de regulador de los caudales para riego.

De momento, se utilizará la toma del Azud de la Marquesa, la única disponible, por la situación de emergencia y pese a la menor calidad y al coste elevado que entraña por el bombeo para salvar el desnivel, según el presidente de la Junta Central de Usuarios del Júcar-Vinalopó, Andrés Martínez.

Eso no significa que los agricultores alicantinos renuncien a contar con la otra toma, la de Cortes de Pallás, que les proporcionará caudales de más calidad y sin necesidad de asumir ese coste adicional.

Dado que se van a enviar 12 hectómetros cúbicos para consumo de la población desde el pantano de Alarcón, más arriba en el cauce del Júcar, los regantes van a verse beneficiados y compensarán económicamente asumiendo una tarifa más elevada de la que se fija en este tipo de transferencias. Aun así, para ellos resulta más asequible que el bombeo desde el Azud de la Marquesa.

Eso sí, esta segunda solución provisional es indirecta, puesto que ese agua desde Alarcón llega a la comarca de L’Alacantí, y desde ahí tendrá que aprovecharse para el Vinalopó, donde está realmente la urgencia de riego para los cultivos. «Tal vez tengamos que estar así dos o tres años, con medidas temporales, pero en cualquier caso tiene que ser a un precio que podamos pagar», declaró Martínez.

Mientras se consuman estos trasvases, el viernes llovió en Alicante y las predicciones meteorológicas para los próximos días apuntaban a nuevas precipitaciones que pueden aliviar momentáneamente la situación de los campos .

Hasta la fecha, el balance en la Comunidad Valenciana es de unos 320 millones de euros de pérdidas en el sector agrícola, según las estimaciones de La Unió de Llauradors i Ramaders, y de hasta el 95% de la producción de algunos cultivo s, fundamentalmente de secano, a ojos de la organización Asaja, que ya calificó hace semanas la sequía como la peor en 50 años.

Entre las medidas ya adoptadas para amortiguar sus efectos, El Sindicato de Regantes del Tajo-Segura negocia ya con sus homólogos de Castilla-La Mancha la compra de la cesión de derechos de riego. La Generalitat Valenciana también ha elevado al Gobierno central una serie de propuestas para ayudar a los afectados -fundamentalmente, ayudas económicas directas y exenciones fiscales-, y el Ministerio de Agricultura se ha comprometido a mantener reuniones con delegaciones de las diferentes comunidades para aplicar otras medidas.