El ministro alemán Westerwelle, nuevo paladín de Turquía

Incluso la canciller Merkel –mucho más diplomática en sus juicios sobre el particular que Sarkozy- mantiene una actitud contraria a la entrada del Turquía en la UE, pese a que el régimen de Ankara ya es candidato oficial. Para la líder conservadora alemana, lo ideal sería una “relación privilegiada” y no la plena adhesión.

El partido liberal de Westerwelle entró en coalición con los conservadores de Merkel tras su remontada en las urnas el año pasado, de la mano de un programa ultracapitalista, que ve en Turquía un mercado excelente para apuntalar la recuperación económica germana. La alianza otorgó a Guido Westerwelle la cartera de Exteriores. Los últimos meses han visto un sucederse de pequeñas crisis internas, que apuntan a un rápido desgaste de la coalición.

La decisión del ministro de Exteriores alemán de erigirse ahora en paladín de Turquía sorprende, según los analistas, por motivos no sólo de falta de sintonía política con Merkel. Hace varias semanas, Westerwelle, homosexual reconocido, anunció su decisión de no visitar países musulmanes que condenan en su legislación (acorde con la Sharía) la práctica de la homosexualidad. Aunque la ley penal turca no contempla esos supuestos, diversas Ong han denunciado un incremento de la homofobia en Turquía desde la llegada al poder del partido islamista de Erdogán. El pasado mes de marzo, la ministra turca de la Familia, Seima Aliye Kavaf, afirmó, sin recibir críticas internas, que la homosexualidad “es una enfermedad curable”.