En el vídeo en el que anunciaba su propio suicidio, a través de varias redes sociales, Moradi afirmaba: «La Policía ataca a la gente de la calle, hombres, mujeres, niños, ancianos. Muchos han perdido a sus hijos, adolescentes, niños: hay que hacer algo. He decidido suicidarme, en el Ródano, para demostrar que nosotros, el pueblo iraní, estamos muy cansados de esta situación. Los iraníes han decidido cambiar nuestro país».
Timonthée Amini, portavoz de la comunidad iraní instalada en Lyon (tercera ciudad de Francia), y su periferia, comentaba el suicidio de su compatriota de este modo: «Moradi decidió suicidarse para intentar que se escuche la voz de la revolución, en Irán, la voz del pueblo iraní, poco difundida por los medios de comunicación occidentales».
Peregrinación y recuerdo
Desde la tarde y noche del martes, el puente del Ródano donde se suicidó Moradi se ha convertido en lugar de peregrinación para los disidentes iraníes refugiados en Francia.
Lili Mohadjer, miembro de un colectivo disidente iraní, ha comentado el suicidio de su compatriota en una rueda de prensa, en estos términos: «Moradi estaba casado, tenía dos hijos, estaba bien integrado, no tenía problemas personales. Pero decidió un gesto heroico por su patria. Esperaba que su muerte fuese un motivo de reflexión y movilización para los gobiernos y opiniones públicas occidentales. Se habla a toda hora de Ucrania. Está muy bien. Pero se habla muy poco de Irán, desgraciadamente para nosotros, para el pueblo iraní, víctimas del régimen de los ayatolás».
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