Turquía defiende a Irán en la ONU

El pasado mes de mayo, el gobierno turco –islamista moderado- propuso como solución al contencioso nuclear con Irán una solución intermedia a la exigida por la ONU. Turquía se encargaría de enriquecer parte del uranio que Irán dice necesitar para sus plantas nucleares “construidas solo para uso civil”. La ONU rechazó esa vía, y en junio el Consejo de Seguridad impuso un nuevo paquete de sanciones –de carácter financiero y empresarial- contra el régimen de los ayatolás.

Aquella decisión no impidió que Turquía prosiguiera con su diplomacia de acercamiento a Irán. La semana pasada, el primer ministro turco, Tayip Erdogán, expuso su plan para triplicar el comercio bilateral de Turquía con Irán en los próximos cinco años.

La voluntad de estrechar relaciones con el régimen jomeinista coincide con uno de los peores momentos de la relación entre Turquía e Israel, envenenada por los sucesos de la “flotilla de Gaza”. Abdulá Gul se negó a reunirse ayer en Nueva York con el presidente israelí, Simon Peres, y ha insistido ante la Asamblea de la ONU en que Israel debe primero pedir perdón y después ofrecer compensaciones por el asalto al barco de bandera turca que quiso fondear en Gaza.

La política de Turquía hacia Irán e Israel preocupa de modo especial al mejor aliado occidental de Ankara, Estados Unidos, empeñado en aislar al régimen fundamentalista iraní en el marco de su pronta retirada de Irak y el esfuerzo bélico en Afganistán.