Trump se declara no culpable de los cargos por conspiración electoral: «Es una persecución»

Esa campaña le ha devuelto ahora a la capital de EE.UU. no como presidente, sino como acusado de cometer delitos. Este jueves, el fiscal especial que investigaba esa campaña, Jack Smith, presentó el escrito de imputación contra el multimillonario neoyorquino, que incluía cuatro cargos referidos a tres conspiraciones: para defraudar a EE.UU. en el proceso de recuento y certificación de los resultados electorales; para obstruir de forma corrupta un procedimiento oficial, en referencia a la certificación de esos resultados por el Congreso el 6 de enero de 2021 (dos cargos); y contra el derecho fundamental de los ciudadanos al sufragio y a que se recuenten su votos.

Smith arguye en su imputación que Trump diseminó mentiras sobre ese supuesto fraude electoral, sabiendo que no eran ciertas, y las utilizó para presionar a autoridades y descarrilar la certificación de Biden como presidente.

Trump lo ve de otra manera. «Voy camino de Washington para ser arrestado por haber contestado una elección corrupta, amañada y robada», dijo poco antes de comparecer ante el juez en su red social, Truth Social. «Es un gran honor, porque me arrestan por vosotros», añadió, aunque en realidad no iba a quedarse detenido. Es el mensaje de sacrificio que Trump ha utilizado desde que anunció su candidatura a la presidencia de EE.UU. «En el fondo, no van a por mí», dijo en junio. «Van a por vosotros, yo solo estoy en su camino».

El expresidente se presentó en el juzgado un poco antes de la hora prevista, las cuatro de la tarde (diez de la noche en España). Vestía su uniforme habitual de campaña –traje azul oscuro, camisa blanca, corbata roja– y se sentó en la mesa de los acusados rodeado de sus abogados.

La jueza que supervisó la comparecencia, Moxila Upadhyaya, le leyó los cargos y las penas a las que se enfrentaría si resulta condenado, hasta 20 años de prisión por el delito más grave. También le leyó sus derechos y le preguntó si se declaraba culpable o no culpable de los delitos que le imputan: «No culpable», respondió Trump de pie, desde el micrófono.

Como era esperado, la Fiscalía no pidió a la jueza que el expresidente quedara bajo arresto.

«Es un día triste para EE.UU.», dijo Trump a los periodistas desde la pista del aeropuerto, tras abandonar los juzgados, justo antes de volar de vuelta a su club de golf en New Jersey, donde pasa el verano. «Esto es una persecución de un rival político, esto no debería ocurrir en EE.UU.», añadió en un comunicado muy breve en el que no aceptó preguntas. Contra lo que hizo en las dos anteriores imputaciones, Trump no tenía planeado dar un discurso televisado.

Era la tercera vez en lo que va de año que Trump se presentaba ante un juez para ser acusado de cometer delitos y el ambiente fuera de los juzgados era similar al de las anteriores imputaciones, que se sustanciaron en Nueva York (por los pagos para silenciar una relación extramatrimonial con una actriz porno poco antes de las elecciones de 2016) y Miami (por la retención de cientos de documentos clasificados que se llevó de La Casa Blanca): más periodistas que manifestantes.

Pero fue una ocasión especial porque este regreso de Trump era también el regreso a la escena del supuesto crimen. Desde los juzgados federales donde le leyeron los cargos se ve la cúpula monumental del Capitolio. Un poco más allá está la Casa Blanca, desde donde Trump se entregó a propagar sus falsedades sobre el robo electoral –ni los tribunales ni su propio Departamento de Justicia encontraran evidencias de fraude masivo)– y desde donde telefoneaba a autoridades de todo el país para encontrar una manera de quedarse en el poder. Desde impugnar los resultados en los estados clave a mandar electores –los delegados que eligen al presidente– alternos, diferentes de los decididos por las urnas.

Las mismas banderas con letras enormes de 'TRUMP' que ondeaban este jueves en los juzgados se veían en la turba que asaltó la sede de la soberanía popular de la primera potencia mundial el 6 de enero de 2021, el episodio bochornoso y trágico con el que culminó sin éxito la campaña de Trump para quedarse en el poder. Muchos palos de esas banderas se utilizaron aquella tarde para agredir a la policía y para romper las ventanas del Capitolio.

Cientos de estadounidenses que participaron en el asalto han pasado por los mismos juzgados que ahora ha visitado Trump. Este jueves, media docena tenían citas judiciales sobre sus casos. Cientos de ellos han recibido penas de cárcel, después de haber sido condenados por jurados populares.

La esperanza de Trump es que el jurado que le dé la razón no sea el de los doce ciudadanos que escuchan a las partes, analizan pruebas y deciden la culpabilidad o inocencia. Su objetivo es que le absuelva el jurado definitivo, el conjunto de los votantes de EE.UU. De momento, es favorito absoluto en las primarias republicanas y las últimas encuestas muestran un empate técnico con el que será su rival demócrata, Joe Biden. Si vuelve a la Casa Blanca, encontrará la manera de escapar de sus problemas legales. Y él cree que estas agitaciones judiciales le ayudan, como dejó claro:: «Necesito una imputación más para asegurarme que gano la elección».