Trump dinamita la Asamblea General: «Soy yo y no la ONU quien acaba con las guerras»
El presidente de los Estados Unidos en su discurso hizo un repaso de sus logros y se congratuló de poner fin a siete conflictos en siete meses
En directo, la Asamblea de las Naciones Unidas
Trump y Zelenski mantendrán hoy conversaciones bilaterales en Nueva York
La crisis de la ONU, su incapacidad para cumplir con sus objetivos fundacionales del mantenimiento de la paz y el respeto de los derechos humanos, su ineficiencia para enfrentar los desafíos globales se puede explicar de muchas maneras: la parálisis del Consejo de Seguridad, la ... política de bloques, la gestión deficiente de la organización internacional, el uso cuestionable de recursos… Donald Trump se subió este martes al célebre podio de la Asamblea General de la organización internacional, en el clímax del gran cónclave internacional, y destiló esa crisis de una forma en la que lo entenderá un fontanero de Ohio: «Todo lo que he conseguido de la ONU es una escalera mecánica rota y un teleprompter roto».
Protestaba el presidente de EE.UU. porque camino a su discurso ante el pleno de la Asamblea General, él y la primera dama, Melania Trump, se vieron incomodados por una escalera mecánica que dejó de funcionar. «Menos mal que estamos en forma», bromeó. Y cuando subió al podio, el teleprómpter, las pantallas digitales desde la que se leen los discursos, habían dejado de funcionar. Como la ONU, en su opinión, a la que atacó con fiereza en un discurso que materializa el distanciamiento con la organización internacional y que entierra su idea del multilateralismo: «A falta de que la ONU pueda conseguir tener un papel productivo, he venido hoy aquí a ofrecer la mano del liderazgo y de la amistad estadounidense para toda nación en esta Asamblea que quiera unirse a nosotros para formar un mundo más próspero y seguro, un mundo que será mucho más feliz y con un mejor futuro a nuestro alcance».
Una visión, en la que, como dejó claro, la ONU no contribuye. «¿Cuál es el propósito de la ONU?», se preguntó. «La ONU tiene un potencial tremendo, siempre lo he dicho. Pero no está ni cerca de cumplir con ese potencial, al menos ahora. Todo lo que hacen es escribir cartas con mensajes muy fuertes que luego nunca cumplen. Son palabras vacías, y las palabras vacías no paran guerras».
Las guerras las para él, defendió. Trump. «En solo siete meses, yo he parado siete guerras que no tenían fin, decían que eran imposibles de ponerles fin», dijo, y repasó esos conflictos: «Camboya y Tailandia, Kosovo y Serbia, Congo y Ruanda, una guerra cruel y violenta; Pakistán e India, Israel e Irán, Egipto y Etiopía y Armenia y Azerbayán», aunque algunos de esos países cuestionan o minimizan el impacto de Trump en estos conflictos.
«Nunca ha ocurrido nada así, y para mí es un honor haberlo hecho», continuó antes de atacar a la organización internacional. «Es una pena que haya tenido que hacer todo eso en lugar de que lo haga la ONU. Y, por desgracia, en todos esos casos, la ONU ni siquiera trató de ayudar. Yo acabé con siete guerras, traté con los líderes de cada uno de esos países, y ni siquiera recibí una llamada de la ONU ofreciendo ayuda para finalizar los acuerdos», protestó. Ahí es cuando añadió la anécdota: «Lo único que he recibido de la ONU es una escalera mecánica rota y un teleprómpter roto».
El discurso de Trump fue un jarro de agua fría para la ONU. Su secretario general, António Guterres, se había subido al mismo podio de la Asamblea General solo cuarenta minutos antes y había hecho un llamamiento desesperado a la comunidad internacional para reactivar el multilateralismo, para defender la vigencia y la necesidad de la ONU hoy más que nunca, para criticar el aislamiento.
Contra la gestión de la ONU
El presidente de EE.UU. dinamitó esa postura con su discurso, en el que condenó la gestión de la ONU con una anécdota personal. «Hace muchos años, había un promotor inmobiliario muy exitoso en Nueva York, conocido como Donald J. Trump», recordó. El ahora presidente explicó cómo participó en un concurso para la renovación de la sede de la ONU, en la orilla del East River, para la que ofreció 500 millones de dólares. «’Yo os voy a dar mármol, ellos os van a poner terrazo’, les dije». Pero la ONU optó por otra opción «mucho más cara, con producto inferior, con sobrecostes y sin el mármol, aquí camináis sobre terrazo». Lo calificó como un proyecto «corrupto» que simboliza la gestión de la ONU: «Por desgracia, muchas cosas en la ONU siguen pasando como aquello, pero a una escala mucho mayor. Es muy triste».
«No solo es que la ONU no solucione problemas», continuó Trump con sus ataques. «También es que crea nuevos problemas que después tenemos que solucionar», dijo sobre los fondos que la organización internacional dedica en apoyo a los inmigrantes. «La ONU está ayudando a que la gente entre de forma ilegal en EE.UU. y nosotros después los tenemos que sacar. También proporciona comida, alojamiento, transporte y tarjetas de débito a extranjeros ilegales», añadió. «Se supone que la ONU está para parar invasiones, no para crearlas, no para financiarlas», dijo Trump, que acusó a la organización internacional de «financiar un asalto a Occidente».