Un moderno James Bond da la cara

La identidad de John Sawers era conocida, como la de sus inmediatos predecesores, e incluso había dado alguna contada entrevista a medios de comunicación, pero ahora el máximo responsable del Servicio Secreto de Inteligencia, popularizado por las series de James Bond como MI6 por su nomenclatura interna, culmina el proceso de apertura.

Llamado «C», debido al apellido del primer jefe del espionaje británico, sir George Mansfield Smith-Cumming , el máximo responsable de MI6 nunca fue propiamente un «hombre sin rostro», como se apodó a Markus Wolf de la RDA, de quien sus rivales no lograron una fotografía en muchos años, pero el secretismo siempre rodeó a su personalidad.

Los tiempos, no obstante, han cambiado desde que hace 20 años el Gobierno británico admitió la existencia de sus servicios de espionaje. En 2006 l a jefa del MI5 (Military Intelligence, section 5), agencia para el espionaje dentro del Reino Unido, ya dio un discurso público, y recientemente lo ha hecho el responsable del Cuartel General de Comunicaciones del Gobierno (GCHQ, por sus siglas en inglés), la tercera pata del espionaje británico. En el marco de este proceso se ha utilizado mucha información confidencial para la publicación de una historia del MI6 (Military Intelligence, section 6), dedicada al espionaje en el exterior.

Con todo, el secretismo sigue siendo necesario, según el discurso de Sawers, e x embajador ante la ONU y especial representante en Irak, quien el año pasado tuvo que retirar fotos personales que su mujer había colgado en Facebook.

Ante la Sociedad de Editores, Sawers declaró este martes que « si las operaciones y los métodos utilizados se hicieran públicos, no funcionarían ». «Los agentes toman riesgos. No trabajarán para el Servicio de Inteligencia, no pasarán secretos, a menos que puedan confiar en que nosotros no les exponemos. Sin secretismo, no habría servicios de inteligencia, ni otros grandes valores nacionales como nuestras Fuerzas Especiales, y nuestra nación estaría más expuesta», manifestó.

En su intervención, Sawers repasó los cuestiones más candentes relacionadas con el MI6. Así, en relación al terrorismo islámico indicó que «cualesquiera que sean sus causas, hay poca perspectiva de que éstas se desvanezcan pronto”. Entre esas causas, sugirió el deseo de Occidente de imponer la democracia: “Si pedimos un abrupto movimiento hacia el pluralismo que gozamos en Occidente, podemos minar los controles que ahora existen, y los terroristas acabarían teniendo nuevas oportunidades».

Asumió la conveniencia de que los servicios secretos sopesen mejor la información que obtienen , para que no ocurra otro error como el de atribuir armas de destrucción masiva al régimen de Sadam Husein . «Las fuentes de inteligencia tienen que ser evaluadas fuertemente y sus informes tienen que ser sopesados honestamente junto con otra información. Aquellos que los producen y los que los usan tienen que poner la inteligencia en un contexto más amplio», dijo, en lo que sonó más en un estirón de orejas al Gobierno que a un mea culpa interno del MI6.