Hallan el cuerpo de un espía británico metido en una bolsa en su baño
Se cree que trabajaba para el MI6, cuyo cuartel general está a pocos metros del apartamento donde se encontró muerto
Un hombre de 30 años que se cree era espía de los servicios secretos británicos ha sido encontrado muerto en un apartamento cerca del cuartel general del MI6. Su cuerpo fue hallado el lunes en un piso de Pimlico, en el centro de Londres. Estaba ... metido en una bolsa en el cuarto de baño.
Scotland Yard ha iniciado una investigación para esclarecer el crimen, pero han evitado comentar las informaciones que aseguran que el muerto estaba en la nómina de los servicios secretos.
Lo que sí han dicho es que su cuerpo debía ser todavía identificado, y que la autopsia se llevará a cabo hoy.
Los agentes se personaron en un apartamento de la exclusiva calle Alderney sobre las 16.40 horas del lunes, tras ser avisados de que nadie había visto al inquilino durante días. Al entrar descubrieron el cuerpo.
La prensa británica sugiere que este hombre podría trabajar para el GCHQ, el cuerpo de inteligencia del Gobierno, o para el MI6, el servicio secreto de inteligencia, cuyo cuartel general está a unos cuantos metros del apartamento donde se encontró el cuerpo.
Si la investigación demuestra que se trata de un espía, sería el mayor asesinato de un miembro del servicio secreto desde el de Alexander Litvinenko, ex agente del KGB que murió en el hospital tras ser envenenado en 2006.
La lujosa calle donde se ha encontrado el cuerpo permanece acordonada, con agentes de policía apostados a la puerta del número 36, dividido en tres apartamentos. Entre los vecinos de esta calle se encuentra el ex líder tory Michael Howard.
Eileen Booth, una vecina de 73 años, dice al diario The Independent que los detectives habían comentado que el asesinato podría haber ocurrido hace dos semanas. «Hace años habría sabido quién era el fallecido, pero ahora ya nadie conoce a nadie. Los detectives nos han preguntado por nuestra altura y color de ojos. Dicen que el asesinato debió ocurrir hace dos semanas».
Rob Mills, de 35 años, vive a dos puertas del edificio del crimen. «Tenemos dos hijos y es horrible. Me han dicho que el hombre vivía en el último piso pero nunca lo hemos visto. Y desde luego no le vas diciendo a tus vecinos que eres un espía».
Jason Hollands añade: «Esto es muy fuerte porque es una zona de banqueros y políticos. He hablado con mi vecino de al lado y no sabía nada».
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