Rusia lanza una lluvia de misiles y drones contra Ucrania antes del Día de la Victoria

Según el alcalde de la capital ucraniana, Vitali Klichkó, las fuerzas rusas dispararon 60 aparatos no tripulados de fabricación iraní del tipo Shahed 136/131, 36 contra Kiev. «Ha sido el ataque de drones contra nuestra ciudad de mayor envergadura desde el comienzo de la invasión rusa», aseguró Klichkó a través de su canal de Telegram. Según sus palabras, todos los ingenios volantes rusos lanzados contra Kiev fueron derribados, si bien sus fragmentos y el de los cohetes de la defensa antiaérea empleados para abatirlos provocaron diversos daños en edificios, vehículos, en un depósito de combustible y «cinco heridos, de los que dos tuvieron que ser hospitalizados». Restos de un dron cayeron sobre una de las pistas del aeropuerto kievita de Zhuliani, el segundo civil de pasajeros más importante después de Boríspol.

Contra Odessa, en donde la autoridades reportaron tres heridos, fueron disparados desde bombarderos rusos misiles X-22, provocando un importante incendio en un almacén de alimentos de la Cruz Roja, cuya oficina regional denunció la «destrucción» total del inmueble, de una superficie de 1.000 metros cuadrados, con toda la ayuda humanitaria que contenía. El parte del Ministerio de Defensa ruso sostuvo que en Odessa fueron alcanzados objetivos de carácter «militar». Por otro lado, los bombardeos de la artillería rusa contra dos localidades de la región de Jersón causaron, según el Ejército ucraniano, ocho heridos, incluido un niño de nueve años.

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La detección de aviones rusos Mig-31K, armados con misiles hipersónicos «Kinzhal» de gran precisión y con capacidad nuclear, hizo que las autoridades ucranianas declararan ayer la alerta aérea en todo el territorio del país y advirtieran que el Ejército del país no cuenta con suficientes lanzaderas de misiles «Patriot» para hacer frente a este tipo de incursiones. Lo dijo el portavoz de la Fuerza Aérea, Yuri Ignat, citado por la agencia Ukrinform. Según sus palabras, «el Kinzhal es un cohete aerobalístico que puede volar muy rápido y con mucha precisión». En la noche del pasado 4 de mayo, por primera vez desde el comienzo de la guerra, Ucrania logró derribar un misil «Kinzhal» empleando para ello los sistemas «Patriot».

Mientras tanto, continúa la evacuación forzada de civiles de 18 centros de población de la parte sur de la región de Zaporiyia, las más cercanas al frente, ante la perspectiva de que Kiev desencadene la anunciada contraofensiva. La medida se ha empezado a aplicar en primer lugar en Energodar, ciudad que alberga la central nuclear de Zaporiyia, de donde han sido evacuadas, según Moscú, unas 1.679 personas, incluidos 660 niños.

Los actos del Día de la Victoria, cuyo principal evento será el desfile en la Plaza Roja y el discurso que pronunciará allí el presidente Vladímir Putin, se han reducido considerablemente, tanto en tiempo como en número de acontecimientos. No tendrá lugar la tradicional recepción en el Kremlin a los veteranos de la II Guerra Mundial, ni la marcha del «Regimiento Inmortal y, muy probablemente, tampoco la exhibición aérea. Todo ello, al parecer, por motivos de seguridad, tras el ataque con drones que sufrió el kremlin el pasado miércoles.

Lo que sí ha conseguido Putin a base de fuertes presiones ha sido aumentar el número de jefes de Estado y de Gobierno extranjeros que le acompañarán en la Plaza Roja durante el desfile. En un principio sólo estaba previsto que acudiera su homólogo de Kirguistán, Sadir Zhapárov, pero ayer se supo que estarán también presentes los presidentes de Kazajistán, Kasim-Zhomart Tokáyev, Tayikistán, Emomali Rajmón, Uzbekistán, Shavkat Mirziyóyev, Bielorrusia, Alexánder Lukashenko y el primer ministro armenio, Nikol Pashinián.