El Kremlin amenaza a Occidente con 2.000 armas nucleares tácticas

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Rusia ha conservado armas tácticas utilizables como bombas de aviación, misiles o torpedos que amenaza con usar en Ucrania

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Misiles AGM 86B cargados en un bombardero B-52 VÍDEO: ATLAS

Con buena razón, Vladímir Putin ha sido comparado con un capo mafioso. Mucho crimen organizado, un sistema de castigos/recompensas, violencia ejemplarizante y toda una estructura piramidal bajo su férreo control. Sin embargo, cada día que pasa en esta guerra tan desastrosa para su ... régimen, Putin se parece mucho menos a Michael Corleone en la saga de 'El Padrino' y mucho más a Tony Montana en las últimas escenas de 'Scarface'.

Su creciente desesperación ha venido acompañada de renovadas amenazas nucleares. Con la anexión formal de Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia, Putin puede intentar justificar el final del tabú nuclear mantenido desde el final de la Segunda Guerra Mundial reconvirtiendo la legítima defensa de los ucranianos en un ataque contra Rusia. En cualquier caso, desde la crisis de los misiles de Cuba en octubre de 1962, el mundo no ha contemplado como algo tan probable el empleo de armas nucleares.

La primera gran cuestión de esta escalada es qué tipo de carga nuclear estaría Putin tentado a utilizar. En este sentido, las armas nucleares se dividen en dos grandes categorías: tácticas y estratégicas. Las estratégicas acumulan suficiente potencia como para arrasar una gran ciudad a miles de kilómetros de cualquier campo de batalla. Sin embargo, en Ucrania se especula con la utilización de armas nucleares tácticas, mucho más pequeñas.

Empleo en el campo de batalla

Aunque tratándose de armas nucleares, no se debería banalizar su tamaño. Las ojivas nucleares tácticas están diseñadas para su empleo en el campo de batalla y atacar objetivos en áreas muy específicas. Aún así, la capacidad de destrucción de la mayor parte de estas cargas pequeñas es superior a la de la bomba atómica utilizada por EE.UU. contra la ciudad japonesa de Hiroshima, que tenía una potencia explosiva equivalente a unos 20 kilotones de TNT.

Tanto la Unión Soviética como EE.UU. mantuvieron durante la Guerra Fría enormes arsenales de cargas nucleares tácticas. Pero tras el colapso de la URSS, Washington renunció a la mayoría de estas ojivas, reteniendo tan solo 230 utilizables como bombas de aviación. Según la lógica asumida por el Pentágono, el desarrollo de armas convencionales cada vez más devastadoras había convertido a las cargas nucleares tácticas en obsoletas.

En contraste con la reducción americana, Rusia ha conservado cerca de 2.000 ojivas nucleares tácticas, utilizables como bombas de aviación, misiles, torpedos, cargas de profundidad, artillería y posiblemente minas terrestres. Con posibilidad de ser instaladas en diversos sistemas normalmente utilizados para lanzar explosivos convencionales, como los misiles de crucero Kalibr o los misiles balísticos Iskander-M.

La mayor parte de estas cargas pequeñas es superior a la de la bomba atómica utilizada por EE.UU. contra la ciudad japonesa de Hiroshima

De optar por emplear una de estas cargas, Putin tendría tres posibilidades. La primera tendría un carácter de advertencia. Podría ser una detonación subterránea, sobre el mar Negro, en los cielos de Ucrania o en un lugar deshabitado como la isla de las Serpientes. El pulso electromagnético de la explosión destruiría los equipos electrónicos no protegidos y la lluvia radiactiva, aunque grande al principio, se reduciría a cerca del 1% de la explosión radiactiva inicial en 48 horas. Según anticipan los especialistas la mayor parte del polvo radiactivo absorbido en una nube ascendente por la explosión se asentaría en las 24 horas siguientes al impacto y podría ser un peligro biológico extremo. Otras partículas podrían ser dispersadas por los vientos dominantes.

Limitaciones

El segundo escenario contempla un ataque a un objetivo militar ucraniano, una pequeña ciudad o una infraestructura clave. Esta opción tiene sus limitaciones en el caso de Ucrania, ya que las fuerzas militares del Gobierno de Kiev se encuentran desplegadas de forma bastante dispersa. Según los cálculos del Pentágono, una ojiva de un kilotón debe detonar a menos de 90 metros de un carro de combate para infligir daños graves.

La tercera posibilidad, el empleo de una carga nuclear táctica contra un país miembro de la OTAN, sería con diferencia la más catastrófica. Algunos especialistas rusos han advertido sobre la equivocación de pensar que Putin solo responderá a sus derrotas en el campo de batalla empleando armas nucleares contra Ucrania. Ese escenario abriría las puertas a una escalada catastrófica que empezaría por el Artículo V del Tratado de la Alianza Atlántica, que supone una respuesta de defensa colectiva.

Hasta ahora, los aliados de Ucrania no han querido concretar cómo sería su respuesta al empleo de un arma nuclear por parte de Rusia. Se baraja desde la desconexión completa de la economía rusa hasta la eliminación de todas las fuerzas desplegadas por el Kremlin en Ucrania. En este contexto tan peligroso, la falta de detalles sobre las represalias occidentales es deliberada ya que la disuasión se basa en la ambigüedad.

En cualquier caso, no hay ninguna bomba nuclear pequeña por muy limitada que sea su carga. Por su gran dificultad de uso, más que de un arma de guerra, se trata un arma de terror e intimidación. Quizá desde Washington, una bomba nuclear táctica resulte asumible, pero en Europa, desde España hasta Ucrania, tendría consecuencias imprevisibles.

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