El reinado de Margarita de Dinamarca: de su coronación a su histórico discurso durante la pandemia de la Covid

En su Mensaje de Año Nuevo explicaba que sus problemas de salud la llevaron a tomar la decisión de realizar la sucesión regia en vida. «La operación (...) dio lugar a reflexiones sobre el futuro, sobre la cuestión de si era tiempo de transferir las responsabilidades a la siguiente generación», dijo la reina. Algo que ya han hecho otros monarcas como Juan de Luxemburgo o Alberto II de Bélgica, entre otros. La monarca lleva en el trono desde 1972 y durante ese tiempo se ha convertido en una figura extremadamente popular en Dinamarca por estar acorde a la idea de una monarquía parlamentaria moderna.

Más de 80% de los daneses afirman ser favorables a la monarquía y multitudes celebraron su jubileo de 50 años de reinado el año pasado. Y la Primera Ministra Mette Frederiksen en un comunicado reaccionaba a su anuncio de abdicación mostrando el sentir del pueblo danés. «Muchos de nosotros no hemos conocido otro monarca. La Reina Margarita es la encarnación misma de Dinamarca y, a lo largo de los años, ha puesto palabras y sentimientos a lo que somos como pueblo y como nación», ha reaccionado.

Como describen en el perfil de Cidob, la reina Margarita II ha permanecido indemne a los escándalos y desplantes protagonizados por sus familiares más cercanos: su marido y sus dos hijos. Aplicando una política de recortes en los privilegios y asignaciones en su familia. Como primogénita del rey Federico IX, fue proclamada heredera al trono danés a los 13 años de edad. Recibió una completa formación en las instituciones más prestigiosas que dieron forma a una personalidad artística e intelectual. Y en 1958, al alcanzar la mayoría de edad ocupó un asiento en el Consejo de Estado, que asesora al Ejecutivo danés.

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Con su proclamación como reina de Dinamarca con el nombre de Margarita II se ponía fin a la ley sálica que imperó en el país durante un siglo. Y se convirtió en la segunda mujer en la histora del país danés en ocupar el trono. Su antecesora en este aspecto fue Margarita I, reina de Dinamarca, Noruega y Suecia de 1387 a 1412.

Cinco años antes contraía matrimonio con el aristócrata francés Henri Marie Jean André de Laborde de Monpezat, del que nacieron dos hijos. Frederik André Henrik Christian), su sucesor. Y su segundo hijo, Joachim Holger Waldemar Christian.

Habla cinco idiomas y como señalan desde Cidob posee una larga relación de títulos honoríficos y condecoraciones del más alto rango. Destacando la de la Jarretera del Reino Unido, la del Toisón de Oro de España, la del Mérito de la República Federal de Alemania y la del Águila Azteca de México. Respondiendo al pseudónimo de Ingahild Grathmer Margarita escribió varios de relatos de ficción, entre los que se citan (títulos traducidos al español) Todos los hombres son mortales (1981), El valle (1988), El bosque (1989) y Los prados (1989). Como pintora expuso sus creaciones pictóricas en numerosas exposiciones y fue la responsable de la escenografía de obras de ballet para teatro, cine y televisión.

En sus últimos años criticó el comportamiento irreflexivo de los que no acataban las normas de contención de la pandemia de Covid, en 2020. Y apeló a la sensatez en un discurso que los medios consideraron «histórico». En enero de 2022 se celebraron los festejos por sus 50 años en el trono, y posteriormente sorprendería a todos al retirarle el título principesco y la consideración de altezas a los cuatro hijos de Joaquín que pasaban a convertirse en condes y condesa de Monpezat, aunque mantenían su posición en la línea de sucesión.

Argumentó en un comunicado que con esta decisión es una «salvaguarda necesaria para el futuro de la monarquía...Espero que nosotros, como familia, podamos encontrar la paz en nuestro propio camino superando esta situación», afirmaba en un comunicado.

Ahora, tras una decisión igual de inesperada toma el testigo su hijo que tiene que hacer honor a una larga carrera que comenzaba el 15 de enero de 1972 con su primer discurso: «La tarea que mi padre había llevado durante casi veinticinco años ahora está descansando sobre mis hombros. Ruego a Dios que me dé ayuda y fuerza para llevar la pesada herencia. Que la confianza que se le dio a mi padre también se me conceda a mí».