Putin amenaza a Occidente con una guerra nuclear si envía tropas a Ucrania

No obstante, la mayor parte de su alocución, que en esta ocasión se ha extendido por espacio de dos horas y seis minutos, la más larga hasta ahora, la ha dedicado a insuflar ánimos a una población que teme que la guerra en Ucrania y las sanciones provoquen una catástrofe económica.

Nada más comenzar a dirigirse a los presentes en el edificio del palacio de congresos Gostini Dvor, junto a la Plaza Roja, lo primero que hizo Putin fue tratar de dejar claro que el país dedicará todos los recursos para ganar la guerra en Ucrania. «Todo el país apoya a nuestros héroes en el frente (…) las fábricas del complejo militar industrial trabajan ya en tres turnos (…) las grandes tareas sólo juntos las podemos abordar y nosotros podemos». Según Putin, «la mayoría absoluta de los rusos apoyan la Operación Especial Militar», nombre oficial de la ofensiva en el país vecino, cuyo objetivo, dijo, «es reforzar nuestra soberanía».

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A continuación, aseveró que «Rusia siempre va a recordar a sus héroes caídos» y propuso guardar un minuto de silencio, tras lo cual insistió en tratar de disipar las dudas existentes en la sociedad sobre la conveniencia de continuar la guerra. «Nuestra fuerzas armadas están adquiriendo una experiencia de combate colosal, sus capacidades se han multiplicado (…) tenemos la iniciativa en el campo de batalla. Nuestras unidades mantienen con firmeza la iniciativa, avanzan en varias direcciones operativas liberando nuevos territorios». Y repitió el manido mantra de que la contienda «no la empezamos nosotros, lo que queremos es acabar con ella, acabar con el nazismo».

El presidente ruso salió al paso de quienes han criticado la falta de equipo militar suficiente para haber acelerado las operaciones en Ucrania, pese a los continuos anuncios de la aparición de nuevas armas. Refiriéndose a su discurso de 2018, cuando anunció la inminente puesta en servicio de armas «invencibles», Putin dijo este jueves que «todo lo que dije en 2018 se ha hecho, todo: los cohetes Kinzhal, Tsirkón, Avangard, los sistema láser Peresvet, el torpedo Burevestnik, el submarino no tripulado Poseidón y los misiles balísticos Sarmat. Todos están siendo ya utilizados y los Sarmat pronto serán entregados a las tropas para su empleo en el frente».

Después afirmó que está dispuesto a dialogar con Estados Unidos en materia de estabilidad estratégica, refiriéndose a los acuerdos de limitación de los arsenales nucleares, pero lamentó que «es imposible llevar a cabo seriamente estas conversaciones en el contexto actual». «Para que todo el mundo me entienda correctamente: en este caso estamos tratando con un Estado cuyos dirigentes están llevando a cabo acciones abiertamente hostiles contra nosotros. ¿Van a discutir seriamente con nosotros cuestiones de estabilidad estratégica, mientras que al mismo tiempo intentan perjudicarnos, como ellos mismos dicen, a base de conseguir la derrota estratégica de Rusia?».

Deploró también que «Occidente está intentando arrastrarnos a una carrera de armamentos emulando el truco en los años 80 contra Unión Soviética». Negó, como asegura Washington, que Rusia se proponga desplegar armas nucleares en el espacio. Sin embargo, Putin subrayó que las fuerzas nucleares del país están listas para entrar en acción y advirtió que Occidente «debe recordar que nosotros tenemos armas atómicas y que pueden alcanzar objetivos en los territorios de sus naciones». A su juicio, «pueden provocar un conflicto nuclear que lleve a la destrucción de la civilización (…) son personas que no han pasado por pruebas difíciles». «¿Acaso han olvidado lo que es la guerra?», se preguntó.

El jefe del Kremlin dijo además que el ingreso de Finlandia y Suecia en la OTAN ha obligado a Rusia a «desplegar tropas en el flanco occidental» y, en relación con las palabras del presidente francés, Emmanuel Macron, que no descarta el envío de efectivos a Ucrania, alertó que «hay que recordar el destino de los que enviaron contingentes contra nuestro país como Hitler y Napoleón, pero ahora las consecuencias para esos intervencionistas serían mucho más trágicas».

«El sistema político de Rusia es uno de los pilares de la soberanía del país. Continuaremos desarrollando las instituciones de la democracia y no permitiremos que nadie interfiera en nuestros asuntos internos», proclamó. Según sus palabras, «el llamado Occidente, con su comportamiento colonial y su costumbre de fomentar conflictos nacionales en todo el mundo, no sólo busca frenar nuestro desarrollo, pretende también convertir Rusia en un país dependiente, decadente y moribundo, en donde puedan hacer lo que quieran». Sin embargo, agregó, «un orden mundial firme es imposible sin una Rusia fuerte».

Putin se introdujo después en el capítulo económico, que describió de forma especialmente halagüeña y optimista, elogiando «la flexibilidad y resistencia» de la economía rusa en condiciones de gran gasto militar y sanciones. Dijo que los países que conforman los BRICS van ya mejor que los del G7 y anunció una cooperación más estrecha con Iberoamérica y los países árabes.

Anunció abundantes asignaciones presupuestarias para mejorar, no sólo el sector defensivo, sino también el industrial, el sanitario, educativo, el turismo, las altas tecnologías y la ciencia en general. «Pronto Rusia será la cuarta economía mundial», aseguró. También anunció más dinero para las familias, en especial las numerosas, y los jóvenes. Aligerar la presión fiscal a las pequeñas y medianas empresas, promesa, entre otras muchas, que lleva haciendo prácticamente desde que llegó al poder en 2000.