¿Qué significa que Putin busque ayuda en Cuba y Corea del Norte?

Aunque solamente fuera por no perder la perspectiva tras 19 meses de guerra, el innegable pesimismo sobre las posibilidades de Kiev debería combinarse con la creciente desesperación que acumula Moscú. La exasperación de Putin ya ha quedado brutalmente reflejada en el ajuste de cuentas mafioso con el que zanjó el reto planteado por Yevgeny Prigozhin. Ese señor del catering convertido en señor de la guerra que se creía intocable por su relativa efectividad a la hora de cumplir los siniestros encargos del Kremlin.

La desesperación del Kremlin en materia de reclutamiento ha vuelto a quedar en evidencia cuando el régimen castrista se ha hecho el ofendidito porque los rusos están activamente buscando, dentro y fuera de la isla, sicarios cubanos para Ucrania. La reacción del también desesperado gobierno de La Habana contrasta con la renovada connivencia entre los dos regímenes. Una sintonía discreta pero que recuerda a los viejos tiempos de la Guerra Fría cuando se decía aquello de que Cuba era el país más grande del mundo porque tenía a sus soldados en Angola, su población en Miami y sus amos en Moscú.

Hasta el también desesperado régimen de Corea del Norte aprovecha las angustias de Rusia en su beneficio. Este mes se espera que la mórbida caricatura estalinista de Kim Jong-un se reúna con Putin para discutir la ayuda militar de Pyongyang contra Ucrania. La debilidad de Rusia resulta especialmente propicia para que los norcoreanos consigan dos cosas que buscan desde hace tiempo: ayuda técnica para su carrera de armamentos y protagonismo geopolítico sin detonar cargas nucleares o lanzar misiles intercontinentales.