¿Por qué la mística rusa del 9 de mayo está siendo derrotada en Ucrania?
El 9 de mayo tiende a obviar el hecho de que la URSS y la Alemania nazi iniciaron la Segunda Guerra Mundial como aliados
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El régimen de Vladímir Putin, agente del KGB convertido en tirano, se basa en la mentira continua, el violento autoritarismo y el agresivo militarismo. El 9 de mayo, fecha en la que se conmemora la victoria de la Unión Soviética en la Segunda Guerra ... Mundial, estos tres pilares ocupan la primera fila en el desfile de la Plaza Roja de Moscú. Todo un alarde de 'ruscismo', entendido como la declinación rusa del fascismo eterno.
Hace tiempo que Putin viene apropiándose de esa victoria y la ha convertido en algo parecido a un culto al servicio de su régimen. Esta mística belicista ha sido invocada en su guerra contra Ucrania y contra cualquiera que se interponga en su camino. Sin embargo, el aniversario de este año está dominado por el bajo perfil y los nervios generados por una redoblada sucesión de ataques, sabotajes y atentados.
El 9 de mayo tiende a obviar el hecho de que la URSS y la Alemania nazi iniciaron la Segunda Guerra Mundial como aliados. Hasta el punto de repartirse la invadida Polonia en virtud del pacto Ribbentrop-Mólotov. Sin olvidar que, pese a su antagonismo ideológico, los soviéticos ayudaron a perfeccionar la maquinaria de guerra de Hitler, ofreciendo su territorio para incumplir las restricciones estipuladas en Versalles.
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La propia fecha del 9 mayo forma parte de esa engañifa. Tras el suicidio de Hitler el 30 de abril de 1945, el colapso del Tercer Reich se aceleró. El general Alfred Jodl, jefe del Estado Mayor alemán condenado a muerte en los juicios de Núremberg, se presentó en Reims ofreciendo firmar una capitulación a medias, solamente en el frente occidental. Eisenhower, que como joven oficial en la Primera Guerra Mundial recordaba la insidiosa forma en que los alemanes habían depuesto entonces sus armas, exigió una rendición total e incondicional que entró en vigor a las 23:01 del 8 de mayo de 1945. Sin embargo, el ególatra de Stalin no la aceptó y forzó su propia ceremonia en Berlín con efecto el 9 de mayo.
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