Brexit: ¿ por qué cuesta tanto a los políticos admitir sus errores?
Ya hace tiempo que la Prensa británica ha acuñado la expresión «Bregret» para el creciente arrepentimiento que ha terminado por generar esta catastrófica separación
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Iniciar sesiónTal y como venimos insistiendo, si hubiera que elegir la canción oficial del Brexit, el jurado popular tendría que considerar seriamente 'My Way' de Frank Sinatra: «Arrepentimientos, he tenido unos pocos/pero igualmente, muy pocos para mencionarlos/Hice lo que tenía que hacer/Y lo ... hice sin ninguna excepción». Todo un clásico que no suele faltar en los funerales de cuñados, mafiosos y demás gañanes empeñados en presumir de haber estampado un camión contra un muro, pero sin pestañear.
Al cumplirse el tercer aniversario de la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea, no se han escuchado muchas disquisiciones sobre la peor decisión de Londres desde el apaciguamiento promovido en 1938 por el primer ministro Neville Chamberlain entregando Checoslovaquia a Hitler. Y es que después de tres años, es verdad que Brexit ya no monopoliza la política británica.
Por un lado, los muchos políticos que comparten la responsabilidad de este fiasco hacen todo lo posible por no tocar el tema. El ejemplo más elocuente sería el de Boris Johnson, reconvertido en abrazafarolas de Kiev. Y por otro, el pueblo británico bastante tiene con enfrentarse a la profunda crisis económica que sufre el país. La gravedad de la situación ha sido confirmada esta semana por el Fondo Monetario Internacional al pronosticar que Gran Bretaña será la única gran economía del mundo que se contraerá en 2023, con resultados incluso peores que los de Rusia. Bravo. El interesado esfuerzo por invisibilizar el Brexit no significa que los efectos de esta sobredosis de excepcionalismo y supremacismo inglés no sean el incómodo elefante en mitad de la habitación de esta hora muy, muy oscura. Con un Reino Unido que se enfrenta con mucho peores resultados a exactamente la misma crisis de energía e inflación que el resto de Europa.
Ya hace tiempo que la Prensa británica ha acuñado la expresión «Bregret» para el creciente arrepentimiento que ha terminado por generar esta catastrófica separación. Pero mientras sus líderes divididos, agotados y paralizados no empiecen por reconocer su error, nada podrá empezar a mejorar.
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