Un padre y una hija murieron abrazados en el tiroteo de Londres: «¿Nadie los va a ayudar?»

Padre e hija estaban paseando por los alrededores de la iglesia de Keyham junto a su perro cuando se toparon con el presunto asesino, Jake Davison, que ya se encuentra detenido. Testigos presenciales se los encontraron abrazados, en una clara señal de que el adulto estaba intentando proteger a su pequeña de la matanza.

Sharon Hellyer, una vecina de la zona, ha relatado lo ocurrido en ITV. «Vi a una mujer a mi derecha caminando hacia la derecha y estaba cubierta de sangre en la zona del pecho, y me dijo que le habían disparado a través de su ventana», contaba. Lo más duro fue cuando se topó con los Martyn.

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La más pequeña, de 7 años, está grave. La agresión se produjo desde un vehículo en marcha a la salida de la iglesia de St Aloysius. La Policía ha abierto una investigación para localizar al autor o autores y averiguar el móvil del suceso

«Bajé a la calle y vi a un hombre y una niña pequeña abrazados y grité: '¿Alguien los va a ayudar?' No obtuve respuesta. Había un montón de gente fuera de sus casas, de pie y mirando y no estaban haciendo nada. Me acerqué para tratar de ayudarlos, pero vi ya que no había forma. El hombre tenía una herida de bala en la cabeza y la niña estaba delante. Parecían muy tranquilos, ni siquiera parecían reales, casi se veían perfectos en su lugar. El padre todavía tenía su brazo alrededor de la niña», cuenta en su emotiva declaración Hellyer, que enseguida se dio cuenta de que habían fallecido.

«Trabajaba en una residencia de ancianos, he visto muchos cadáveres y sabía que ambos estaban muertos», confesaba la testigo.

El caso sigue abierto. Los Martyn murieron en Biddick Drive, pero no fueron los únicos. Stephen Washington, de 59 años, y Kate Shepherd, de 66, también murieron tiroteados.

Jake Davison intentó suicidarse cuando las autoridades llegaron para atraparle, pero lo evitaron en el último momento. La actuación de la policía de la región está en entredicho, ya que se ha desvelado que los responsables de la comisaría de Devon le habían devuelto la licencia de armas unas semanas antes del suceso.