Obama ignora el déficit y extiende un cheque de 38.000 millones para obras

El Congreso debe dar luz verde al plan, a sólo dos meses de las elecciones legislativas

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anna grau

Barack Obama anunció ayer su intención de gastar 38.000 millones de euros en renovar a fondo las infraestructuras de su país y crear empleo. El plan de Obama incluye la reforma de 241.000 kilómetros de carretera, la construcción o el mantenimiento de 6. ... 400 kilómetros de vía férrea y el reacondicionamiento de 241 kilómetros de pistas aéreas, además de una firme apuesta por la alta velocidad ferroviaria, la gran ausente en la red de transportes del país. Las infraestructuras son la cenicienta de Estados Unidos, una nación que no se caracteriza precisamente por su vibrante inversión pública. El problema es sacar dinero para ello en un momento de crisis y de déficit público galopante. Pero Obama no es una excepción a la regla de oro de los gobernantes que ven en las grandes obras públicas el remedio de todos los males o, por lo menos, del más acuciante, que ahora mismo es el del paro.

La idea ni siquiera es nueva para Obama. Este llegó a la Casa Blanca justo cuando acababa de aprobarse el famoso plan de rescate de los activos tóxicos financieros, e impulsó nada más llegar un ambicioso Plan de Estímulo que según él tenía que atacar la postración económica del país por tierra, mar y aire. El plan original estipulaba 825.000 millones de dólares (640.000 millones de euros), de los cuales 275.000 millones de dólares eran recortes fiscales y 550.000 millones inversión propiamente dicha. De los cuales 32.000 millones de dólares irían a transformar la red energética y 22.000 millones a reparar las casas para que sean más energéticamente eficientes. También se preveían 10.000 millones para nuevas instalaciones científicas y 6.000 millones para mejorar el acceso a la banda ancha de internet en las áreas más rurales y remotas. Se preveían 41.000 millones de dólares para las escuelas locales y cerca de 100.000 millones más para toda clase de modernización y ampliación de los servicios escolares.

Una cantidad similar se adjudicaba a distintos programas para la mejora de la salud pública. En el capítulo de infraestructuras, que es el que ahora se desarrolla, se preveían 30.000 millones de dólares para autopistas; 31.000 millones más para modernizar edificios federales; 19.000 millones para invertir en agua corriente y mejoras medioambientales y 10.000 millones para mejorar el tráfico rodado y las vías férreas. Lo que ahora propone Obama es, por tanto, más de lo mismo, corregido y aumentado, con el agravante de que hasta ahora ninguno de sus famosos paquetes de estímulo ha dado el resultado apetecido. El gasto público se dispara pero la economía no despega y ese será uno de los gritos de guerra de la oposición republicana. Tanto en Congreso, donde esperan parar en lo posible las propuestas del presidente, como en las urnas, que volverán a abrirse este próximo mes de noviembre.

En clave electoral

Consciente de eso, Obama se lanzó ayer a politizar todo lo posible este debate. A su juicio no está en discusión si sus medidas funcionan o no, sino el deseo «partidist» de la oposición de que no funcionen. Aprovechando la fiesta del «Labor Day», el equivalente norteamericano de la Fiesta del Trabajo, el presidente fue al estado clave de Wisconsin a presentarse como el único defensor de los trabajadores y de las clases medias frente a la cerrazón republicana: «ellos dicen no a los recortes fiscales para las clases medias, no al subsidio de desempleo, no a los nuevos trabajos de la industria de las energías renovables, no a hacer la universidad más asequible, no a reformar Wall Street». Obama parafraseó al difunto Ted Kennedy para preguntarse «qué tienen los hombres y mujeres trabajadores que esta gente encuentra tan ofensivo».

Una y otra vez, Obama insistió en que la actual crisis es fruto de una década de mala gestión, con lo cual le echaba la culpa a sus antecesores «y a su conocida filosofía de que hay que bajar los impuestos a los multimillonarios» y favorecer una «sociedad de propietarios» donde aquel

que no consigue encontrar trabajo o pagar la universidad, o simplemente se queda sin seguro médico, «queda abandonado a su suerte». Resumiendo, que es él o más caos, vino a decir Obama a sus votantes, a los que pidió que de aquí a noviembre no caigan en la «amnesia» ni cometan el error de volver a dar «las llaves del coche de la economía a quien ya se ha visto que no sabe conducir». Obama planea lanzar nuevas propuestas económicas mañana en otro estado clave, Ohio.

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