Nuevo rostro de la inmigración en Francia: aumento de los menores no acompañados
El año pasado llegaron a Francia (68 millones de habitantes) 19.400 menores, chicos y chicas, abandonados
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Los inmigrantes que se habían refugiado en un gimnasio se reúnen afuera después de ser desalojados por la policía, en el centro de Toulouse
Nuevo rostro dramático e inquietante de la inmigración no deseada: el incremento espectacular de los menores abandonados o 'no acompañados', creando problemas de nuevo cuño en las fronteras, los departamentos, los municipios y la burocracia del Estado.
El año pasado llegaron a Francia (68 ... millones de habitantes) 19.400 menores, chicos y chicas, abandonados o «no acompañados». El 2022 esa cifra fue de 14.798 menores, un incremento superior al 30% con respecto al año anterior.
Entre enero y febrero, la cifra de menores abandonados o no acompañados, en las fronteras francesas, ha continuado creciendo a un ritmo igual o superior.
En ciudades como Niza, Cannes, Burdeos, Toulouse, Lille, Estrasburgo, Marsella, entre otras, sin olvidar la periferia de París, la 'banlieue', los problemas de acogida, instalación y cuidado de chicos y chicas menores de 20 años, se ha transformado en una pesadilla creciente, con problemas de fondo: ausencia de albergues adaptados, incremento del «tráfico» de seres humanos (ligados al tráfico de drogas y el proxenetismo), problemas médicos muy diversos, incremento de las tensiones y la violencia localizada.
Costa de Marfil, Guinea y Túnez
Los tres primeros países de origen de estos jóvenes son Costa de Marfil, Guinea y Túnez. La gran mayoría (más del 90 %) son chicos de 15 a 17 años, pero está creciendo de manera significativa el número de chicas que llegan «sin saber como» de Ucrania, el Congo, Guinea y Albania.
Un portavoz del sindicato 'Unité-SGP-Police' comenta el fenómeno de este modo: «Una gran mayoría de esos chicos solo buscan cobijo y ayuda. Pero también abundan los violentos, que incluso ocultan su identidad. Y no es fácil identificarlos. Huyen o se fugan, en cuanto pueden, y se ganan la vida reclutados por bandas de mafiosos jóvenes, en Marsella, por ejemplo, donde el tráfico de drogas es un negocio que continúa creciendo. Las chicas, con frecuencia, se «independizan» a través de la prostitución, «por libre» o acogidas por un chulo que las explota».
Una vez llegados a Francia, solos, acompañados, abandonados, en cualquier caso, los menores de edad, no quieren volver a sus países de origen. Y hacen lo imposible para ocultar su lugar de nacimiento y la identidad de sus padres. En esas condiciones, tampoco es fácil encontrar familias francesas dispuestas a acogerlos, siquiera temporalmente. Ante esa situación, una inmensa mayoría de alcaldías están desbordas o son impotentes para afrontar casos sociales que pueden convertirse en casos muy problemáticos con frecuencia.
Nacidos y crecidos en países africanos o de Europa del Este, donde la violencia es una realidad brutal, inmediata, de cada día, chicos y chicas llegados a Francia, solos, acompañados, abandonados en muchos casos, no tienen miedo a vivir a la intemperie, en los suburbios de las grandes y mediadas ciudades.
En la Costa Azul, en Niza, más del 30 % de los delitos de tráfico con drogas, el año pasado, estuvieron protagonizados por menores de origen africano, sin familia conocida, en muchos casos. Durante los dos primeros meses de este año, en algunas ciudades de la 'banlieue' parisina, el número de menores no acompañados ha comenzado a crecer a buen ritmo: más de un centenar por semana.