Un Nobel de la Paz por dejar de secuestrar en México
En una iniciativa insólita, las Madres de Tamaulipas, que buscan a sus hijos raptados por los cárteles mexicanos, les propondrán para el galardón si «nos ayudan a pacificar el país»
México rompe el récord de asesinatos durante el mandato de López Obrador
Mediante anónimo madre buscadora halla restos de hijo en noroeste de México
Guadalupe Escobar es una madre que busca desesperadamente a su hijo Ernesto Alonzo Sánchez Escobar en el desierto de Sonora, que está plagado de fosas clandestinas que llegan hasta el Mar de Cortés. A la mujer se le amontonan los recuerdos de Ernesto, como que ... era el primero en acudir a su cumpleaños. Ahora, sin sus abrazos, confiesa sentirse «sola». La ausencia de su hijo ha convertido su vida en «la cosa más espantosa del mundo». Lamenta que en su población «no se hace nada» y esta convencida de que «todos vieron algo», pero nadie acudió a su rescate.
La historia de Guadalupe es una entre miles. Las desapariciones en México tiñen de dolor el país año tras año. Con más de 110.000 desparecidos y un Estado que no ofrece soluciones, los familiares, y especialmente las madres, hace años que se organizaron ellas mismas para salir a campo abierto, adentrándose si era preciso en territorios controlados por los cárteles, para buscar, rodilla en tierra, a sus hijos.
Comunicado a los cárteles
La desesperación de estas mujeres es tal que han llegado a promover iniciativas que, sin conocer las circunstancias, parecerían surrealistas. La última ha sido un comunicado emitido por las Madres Buscadoras de Tamaulipas, uno de los estados más violentos de México, dirigido a los grupos criminales. «Si ustedes nos ayudan a pacificar el país, prevenir y parar las desapariciones y desapariciones forzadas en México, yo y maestros en derecho que colaboran conmigo, los propondremos como candidatos a ganar el Premio Nobel de la Paz 2024», se puede leer en el texto rubricado por Delia Icela Quiroa, portavoz del Colectivo Nacional de Víctimas Diez de Marzo y Unión de Colectivos de Madres Buscadoras en Tamaulipas.
El texto está dirigido a diez grupos criminales, entre los que se encuentran el Cártel Jalisco Nueva Generación, el de Sinaloa, el del Golfo, el Cártel de Ciudad Juárez, el Cártel de la Familia Michoacan o el de los Beltrán Leyva.
En una grabación recogida por Infobae, la activista recuerda que este anuncio lo hacía como continuación al mensaje que ya les había enviado a los jefes del narcotráfico el pasado 28 de mayo, cuando pidió un acuerdo de paz que fue aprobado por el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO). «Yo estoy de acuerdo, ojalá y se lograra la paz, es lo que deseamos todos, que no haya violencia, homicidios, que no haya agresiones, porque se afecta a todos. (…) Yo sí, todo lo que signifique hacer a un lado o no usar la violencia lo apruebo», afirmó el 30 de mayo el mandatario mexicano.
Además, López Obrador críticó la violencia durante los sexenios de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, cuando su mandato, que entra en su último año, ha sido incluso más cruento. En junio acumulaba ya 156.204 homicidios frente a los 102.594 durante los seis años de mandato de Peña Nieto y los 80.686 asesinatos en la época de Calderón.
El dolor de las Madres Buscadoras en México se agudiza ante la imposibilidad de encontrar los restos de sus hijos porque el crimen organizado lo impide al temer que hallarlos les delate. Ante este panorama desalentador, el 10 de mayo pasado las madres convocaron la 'XII Marcha de la Dignidad Nacional' para exigir la aparición de sus hijos y justicia para los desaparecidos. Allí gritaron consignas como «¡AMLO decía que todo cambiaría. Mentira, mentira, la misma porquería!».
El imparable crecimiento de las desapariciones obligó al Comité contra la Desaparición Forzada de Naciones Unidas a advertir sobre el desolador paradigma mexicano: «La delincuencia organizada se ha convertido en un perpetrador central de desapariciones, con diversas formas de connivencia y diversos grados de participación, aquiescencia u omisión de servidores públicos», poniendo el foco en la Administración de López Obrador.
Discrepancias en las cifras
La discrepancias sobre las cifras desaparecidos también ha sido un problema en el seno del Gobierno de AMLO. A finales de agosto, Karla Quintana, responsable de la Comisión Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas (CNB), presentaba su dimisión por la gran disparidad entre sus datos y los que manejaban las fiscalías estatales respecto a la desaparición de inmigrantes en territorio mexicano. Según las fiscalías, las trágicas desapariciones comprendían una horquilla de hasta 1.270, frente a las 124 de la CNB.
Las Madres Buscadoras de Sonora, que lidera Ceci Flores tras sufrir la desaparición de tres hijos –uno de ellos fue devuelto cuando la mujer se encaró con un capo del crimen organizado– salieron al paso de la dimisión: «Hay algo cierto: depositamos nuestra confianza en la Comisión… pero la enterraron junto a los restos de nuestros desaparecidos». «Siempre fueron más efectivas unas palas y unos corazones llenos de angustia que sus cientos de millones de pesos gastados y ejércitos burocráticos», subrayaron ante los problemas a los que deben enfrentarse, incluida la propia Administración, que incluso dificulta la proliferación de visados a madres centroamericanas que vienen a buscar a sus hijos desaparecidos en el camino de búsqueda al ansiado sueño estadounidense.
Quintana, antes de abandonar la CNB, quiso poner el foco en otro de los talones de Aquiles de México: el infructuoso combate contra la impunidad en un país en el que menos del 1 por ciento de delitos logran ser esclarecidos. Con este desolador panorama, al presidente López Obrador le queda tan solo un año para demostrar que ha logrado atajar alguno de los grandes problemas que desangran México.