La neutralidad hace de Suiza un paraíso del espionaje

Esta potestad está, sin embargo, siendo utilizada de forma generalizada. Así lo ha denunciado la revista digital helvética 'Republik.ch', que asegura haber confirmado que los servicios de Inteligencia suizos llevan a cabo un «espionaje generalizado» de la población mediante la conexión a cables y fibras de diferentes operadores que permite descifrar los intercambios de informaciones de los ciudadanos en la red.

Para intervenir las conexiones, según este medio, el Servicio de Inteligencia suizo acude directamente a empresas locales que no ofrecen tráfico de datos transfronterizo, algo que contradice las garantías del Gobierno de que sólo se recurriría a proveedores con líneas transfronterizas. El Estado estaría además almacenando todos los datos rastreados para una posible investigación «retroactiva», a fin de poder enjuiciar posibles delitos en línea previos a la entrada en vigor de las leyes federales de Inteligencia.

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La televisión nacional RTS, citando fuentes de Inteligencia, ha desmentido esta información, que por otra parte encaja en la laxa actitud que Suiza mantiene tradicionalmente hacia el espionaje en su territorio. Mientras en toda Europa los agentes rusos que trabajaban como 'personal técnico' en las embajadas han sido expulsados, no es así en Suiza, a pesar de que el Servicio Federal de Inteligencia supone que al menos un tercio de los 220 empleados de la embajada rusa acreditados en el país trabajan realmente para el servicio secreto del Kremlin.

El periodista tecnológico Erich Moechel ha denunciado que la importancia de Suiza como centro de espionaje para Rusia no ha dejado de aumentar desde el inicio de la invasión de Ucrania. También el historiador especializado en servicios secretos Adrian Hänni señala que muchas de las actividades de Inteligencia que antes se llevaban a cabo desde otros países ahora recaen sobre el personal destinado en Suiza. Una visita al distrito de las embajadas en Ginebra muestra que sólo desde la calle se pueden ver seis antenas parabólicas en el tejado plano del sencillo edificio de hormigón que alberga la misión rusa en la ONU. «Esta infraestructura es un claro indicio de actividades de Inteligencia», confirma Hänni.

El NDB, que debería saberlo, no se inmuta. El jefe de comunicación cita en el último informe de situación: «Las actividades de espionaje ruso son desde hace mucho tiempo el foco principal del Servicio Federal de Inteligencia (NDB). La guerra de Ucrania confirmó lo correcto de este enfoque». Los principales objetivos de este espionaje no son objetivos internos, sino organizaciones internacionales con sede en Ginebra y misiones diplomáticas, tan desprotegidas como los propios ciudadanos suizos.

En realidad, el espionaje campa a sus anchas en Ginebra desde la Primera Guerra Mundial. En la actualidad hay casi 240 representaciones extranjeras, decenas de organizaciones internacionales y cientos de organizaciones no gubernamentales (ONG) sólo en esta ciudad.

Hay diversos factores que hacen que Suiza resulte un país atractivo para el espionaje: el país se encuentra en el corazón de Europa, tiene muy buenas conexiones de transporte, ofrece todas las comodidades de un Estado occidental y democrático, y la neutralidad es un caldo de cultivo para estas actividades, dado que los gobiernos tienden a evitar expulsar espías porque tales decisiones pueden ser objeto de lecturas políticas por parte de los países afectados. Otro factor decisivo es que el discreto centro financiero es práctico para financiar servicios de Inteligencia, que son caros y poco decorosos, al mismo tiempo que oculta la procedencia del dinero.

Los documentos que filtró Edward Snowden revelaron que Estados Unidos dirigen un Servicio de Recolecciones Especiales en Ginebra: una estación de escucha diseñada para interceptar comunicaciones en lugares de difícil acceso, según ha publicado Swissinfo. Israel espió desde este enclave en 2015 las conversaciones nucleares entre Irán y varias potencias mundiales.

Del espionaje de Rusia, el Servicio Federal de Inteligencia Suizo (FIS) dice que es «tradicional» y que está dirigido a otros países, mientras que China e Irán espían allí a su propia diáspora. Pero Hänni repara sin embargo en el hecho de que recientemente ha observado un aumento de las operaciones que intentan influir en la opinión pública de Occidente y que China avanza a gran velocidad en la colocación de sus agentes en la ciencia, en los medios de comunicación o en las ONG.