Netanyahu defiende que Israel ganará sin necesidad de armas británicas

Las críticas también se han centrado en el momento en que se hizo el anuncio, que coincidió en el día en el que se celebraron los funerales de seis rehenes israelíes asesinados por Hamas. John Healey, responsable de Defensa, reconoció que fue «angustiante» conocer la muerte de los seis rehenes israelíes, pero explicó que la oportunidad de anunciar la suspensión estuvo determinada por un proceso legal y la necesidad de informar al Parlamento.

La decisión del gobierno británico, anunciada el lunes, se basa en la preocupación de que las armas exportadas a Israel puedan estar implicadas en violaciones graves del derecho internacional humanitario. El ministro de Comercio y Negocios, Jonathan Reynolds, defendió este martes que «siguiendo un proceso riguroso y en línea con las obligaciones legales del Reino Unido, el gobierno ha concluido que existe un riesgo claro de que las exportaciones militares a Israel, si se utilizan en operaciones militares en Gaza, podrían ser utilizadas en violaciones graves del derecho internacional humanitario».

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La suspensión afecta sólo a 30 de los 350 contratos de exportación de armas que el Reino Unido mantiene con Israel, lo que representa menos del 10% del total. Además, las exportaciones de armas del Reino Unido a Israel representan solo el 1% de las importaciones de defensa del país, un porcentaje muy pequeño comparado con otros aliados, como Estados Unidos, que provee el 69% de las armas convencionales a Israel, según el Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (SIPRI, por sus siglas en inglés).

Sin embargo, aunque la contribución británica sea modesta, el mensaje político ha generado reacciones desde todos los frentes. El gobierno israelí expresó su decepción con la decisión británica, a pesar de haber sido informado con anticipación antes del anuncio público. Netanyahu, a través de sus redes sociales, afirmó en todo caso que «con o sin armas británicas, Israel ganará esta guerra y asegurará nuestro futuro común».

Amnistía Internacional calificó la medida como insuficiente, y Sacha Deshmukh, su director ejecutivo, señaló que la medida sugiere que, aunque el gobierno reconoce que Israel podría estar cometiendo crímenes de guerra en Gaza, continúa arriesgándose a ser cómplice de esos crímenes.

Desde la oposición política, el responsable de Exteriores en la sombra, Andrew Mitchell, mencionó que la decisión parece estar diseñada para satisfacer a los sectores más críticos del Partido Laborista, pero advirtió que probablemente fracase en ambos frentes, tanto en aplacar a las filas laboristas como en mantener contento a Israel, un aliado clave en Medio Oriente. Por su parte, el ex primer ministro Boris Johnson fue aún más contundente, acusando al gobierno de «abandonar a Israel» y cuestionando en un post en la red social X si realmente quieren que Hamas gane esta guerra.

Por otro lado, el rabino jefe del Reino Unido, Ephraim Mirvis, expresó que la decisión del gobierno «alimenta la falsedad de que Israel está violando el derecho internacional humanitario» y añadió que el anuncio »animará a nuestros enemigos comunes« y que el momento en que se hizo, justo cuando se celebraban los funerales de los rehenes, fue «profundamente insensible».

La comunidad palestina en el Reino Unido, por su parte, dio la bienvenida a la decisión, aunque también expresó que esperaba acciones más contundentes. La Misión Palestina en el Reino Unido ha sido una de las voces que han instado a una postura más crítica contra Israel, especialmente en un momento en que más de 40.000 personas han perdido la vida en Gaza desde el inicio de las operaciones militares israelíes en respuesta al brutal ataque de Hamas del 7 de octubre.

También desde la Casa Blanca expresaron su descontento. «Nos aseguraron que no harían esto», declaró una fuente a la cadena ITV. Sin embargo, una fuente dentro del ministerio de Exteriores británico dijo a 'The Telegraph' que Estados Unidos había sido informado de la decisión antes de que se anunciara, y un funcionario de la administración estadounidense señaló que los estándares legales sobre la venta de armas son diferentes en el Reino Unido y sugirió que no había animosidad entre la Casa Blanca y Downing Street por la decisión.