Médicos sin Fronteras denuncia el bloqueo de información para dificultar los rescates en el Mediterráneo

Gatti, que está saliendo de Ancona, no puede ocultar su rabia por no haber podido ayudar a los cientos de inmigrantes que viajaban en el pesquero que naufragó esta semana en las costas del Peloponeso, cuyos cuerpos serán difíciles de recuperar. «Será imposible. Hay como 4.000 metros de profundidad. No habrá manera de reflotar el barco». Entre los datos más estremecedores de la última tragedia en el Mediterráneo es la muerte, casi segura, de centenares de madres y sus hijos que viajaban en la bodega de la embarcación. Una práctica habitual, según explica Gatti a ABC. «Las personas más vulnerables –mujeres y los menores– van en los sitios más protegidos. En las lanchas de goma suelen estar en el centro, y los hombres alrededor, sentados en el borde». En las embarcaciones más grandes, «para protegerles de las inclemencias del tiempo, van en la bodega», que en caso de naufragio se convierte en «una tumba, porque no pueden salir».

Gatti también muestra su indignación ante las reacciones tras este último naufragio: «De nuevo se les está echando la culpa a ellos, unas personas que se embarcan en unas condiciones determinadas obligadas por las causas que les hacen huir para sobrevivir». Se les responsabiliza porque, según algunas versiones, los inmigrantes habrían rechazado ser rescatados para seguir su viaje a Italia. «A pesar de que rechazaran la ayuda, estos son barcos que desde el primer momento que se les avista hay la obligación de rescatarles», asegura Gatti, que explica que desde que se detectan la embarcaciones se hace un seguimiento de algunas características, y una de ella es el hacinamiento –se cree que en el pesquero viajaban 750 inmigrantes–. «También si tienen chalecos salvavidas, medidas de flotabilidad, la presencia de mujeres y niños... Son características que hacen que una operación de rescate salte sí o sí».

Desgraciadamente la historia se repite una y otra vez: una embarcación que se hunde y que no van a rescatar. «Lo que se está viendo es que bien Frontex, bien las autoridades ya sabían de este barco. El día antes ya se había avisado. Las autoridades griegas e italianas lo sabían», sostiene. «Se está repitiendo el guion de lo que sucedió en febrero en Steccato de Cutro».

Para Gatti, no rescatar a los inmigrantes que van a la deriva en el mar responde a las políticas de la Unión Europea. «No hay un sistema operativo de búsqueda en el Mediterráneo Central puesto en marcha por la UE. Los únicos equipos son las ONG, a las que desde hace años se les criminaliza y se les bloquea», reclama, «por lo que las personas siguen muriendo porque básicamente no se les rescata. Porque se ha decidido eso».

Hasta 2014 las cosas funcionaban de otra manera pues existía la Operación Mare Nostrum, de la Marina italiana; «después estaban las ONG coordinadas por guardacostas italianos que llevaban a cabo las operaciones de rescate y Frontex tenía barcos. Y según las obligaciones de la ley del mar tenían que rescatar», señala. En la actualidad, los guardacostas ya no coordinan las operaciones y las autoridades «ni siquiera comparten información con los barcos de las ONG. Los buques de Frontex ya no están, pero sí los aviones que lo único que hacen es mandar fotografías de lo que ocurre a las autoridades, que luego no activan las operaciones de rescate», denuncia.

«Nuestro barco estaba al norte, pero si nos hubieran llamado para intentar asistir al rescate, hubiéramos cambiado el rumbo. Nadie nos llama», se lamenta. «Esto es uno de los dictados de la política de fronteras: frenar, no rescatar, impedir los rescates y tratar a las personas de una manera inhumana».

Le indigna igualmente las declaraciones a nivel político, «que al final es hipocresía porque la política de la UE va en una dirección: bloqueo de las fronteras y no cuidar a las personas en movimiento. «Lo que ha ocurrido era totalmente evitable y predecible», subraya. «Luego llega la indignación y la búsqueda de culpables, y los culpables son las políticas que se siguen desde hace años».

Gatti también constata que la reducción de los rescates no ha disminuido los flujos de inmigrantes que intentan cruzar el Mediterráneo. En 2022 murieron en el mar 1.400 personas, y en lo que va de año han fallecido 1.100 inmigrantes, según las cifras oficiales de cuerpos recuperados, «pero son muchos más».