Lobos grises, la presencia violenta de la extrema derecha turca en Alemania

Llegaron desde Turquía junto con los «trabajadores invitados» de los años 70 y cuentan hoy en Alemania con más de 15.000 seguidores fijos. Todos los partidos políticos alemanes quieren su prohibición

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Los simpatizantes de la organización ultranacionalista hacen gestos que simbolizan a los Lobos Grises Efe

Rosalía Sánchez

Corresponsal en Berlín

Se hacen llamar seguidores de «Ülkücü», que significa «idealismo» y su símbolo es el lobo gris (Bozkurt), que según el antiguo mito turco simboliza la fuerza y la agresividad del movimiento. Defienden un «nacionalismo étnico» y sueñan con «Turan», un gran imperio turco que tomará ... el poder tras la eliminación de los opositores políticos. Abundan las conexiones entre estos grupos juveniles alemanes y el partido turco de extrema derecha AKP. Llegaron desde Turquía junto con los «trabajadores invitados» de los años 70 y cuentan hoy en Alemania con más de 15.000 seguidores fijos, según los datos que ofrece la Agencia Federal para la Formación Política (BPB), organizados en torno a más de 300 clubes locales y asociaciones paraguas como Türk Federasyon, ATIB o ATB.

Su presencia ha sido relativamente discreta hasta el pasado mes de julio, cuando el entrenador físico turco Alper Aksac publicó en Instagram una foto en la que el futbolista Mesut Özil lucía en el pecho el tatuaje con el que se identifican: un lobo aullando con tres medias lunas a su espalda. La imagen ha multiplicado el fervor de niños y jóvenes y su presencia manifiesta en las calles. Ahora todos los partidos políticos alemanes, sin excepción, están de acuerdo en la necesidad de prohibir a los Lobos Grises.

Son visibles montando bronca en torno a cualquier manifestación de activistas kurdos y frecuentemente protagonizan enfrentamientos y peleas. «¡Abran paso a la bandera turca! Cruzaremos el Cáucaso, daremos gloria a los turcos donde está el Turan y colgaremos la magnífica bandera del turco. Izaremos la bandera azerbaiyana en Nagorno-Karabaj», cantan, emocionados hasta las lágrimas. «Impregnan con su presencia el culto en las mezquitas y al actividad de innumerables asociaciones, pero donde más se extienden es a través de una subcultura que impregna las calles», explica Thomas Rammerstorfer, autor del libro «Los lobos grises», «muchos adolescentes y jóvenes se acercan a ellos por la seguridad que les proporciona la pertenencia al grupo y adoptan sin conocer en detalle la ideología su forma de vestir, de negro, y sus símbolos». Uno de los más llamativos es el que hacen con el brazo derecho en alto y uniendo los dedos centrales de la mano con el pulgar, mientras levantan el meñique y el índice, formando así el perfil del cánido. Lo llaman el «saludo del lobo».

Rammerstorfer describe que, por un lado, cuentan con cuadros estrechamente organizados y, por otro, con bandas juveniles de inspiración y hábitos rebeldes. «Hay cuadros familiares que han crecido y vivido políticamente en el espíritu de los Lobos Grises durante generaciones», dice, «oficialmente, Kemal Atatürk se mantiene como mito, pero no sus valores, como la negativa a la expansión turca o separación de iglesia y estado, que son defenestrados». Su cultura es violenta y desde los años 60 han participado en movimientos terroristas hasta 2015, año del atentado en Bangkok, que dejó 20 muertos y 125 heridos y que fue llevado a cabo por Adem Karadag, miembro de los Lobos Grises.

En Alemania, están siendo observados por la Oficina para la Protección de la Constitución, pero la vigilancia no parece ser suficiente, una cuestión en la que están de acuerdo, por unanimidad y sin que sirva de precedente, todos los partidos políticos alemanes. La oposición conservadora de la CDU considera que, «por su estructura es la organización de extrema derecha más grande de Alemania y, con su cosmovisión ultranacionalista, racista y antisemita, constituye un peligro para nuestra democracia liberal», en palabras del diputado Christoph de Vries, a quien le preocupa el aumento de los lazos entre los Lobos Grises y el presidente Recep Tayyip Erdogan.

Mesut Özil junto con Erdogan

La experta del Partido Liberal (FDP), Linda Teuteberg, ha pedido una «respuesta clara del Estado constitucional libre y bien fortificado» y «que la ministra de Interior examine seriamente si y cómo se puede hacer cumplir una prohibición de las asociaciones relacionadas con los Lobos Grises en un tribunal de justicia». «Desde mi punto de vista, la prohibición sería coherente y correcta», añade la diputada verde Lamya Kaddor. El Partido Socialdemócrata (SPD) se reafirma en la petición que ya firmó en 2020. Desde la extrema izquierda de Die Linke, el diputado Sevim Dagdelen argumenta los «numerosos ataques, daños a la propiedad, la vida y la integridad física contra todos a los que perciben como diferentes». Y el partido de extrema derecha Alternativa para Alemania afirma en el documento aprobado al respecto que las «políticas nacionalistas e islamistas del régimen de Erdogan son apoyadas por los Lobos Grises en Alemania a través de la intimidación y la violencia» y advierte que «no es raro que grupos de extranjeros y consejos de integración sean infiltrados por miembros de los Lobos Grises». Por eso considera que «el gobierno federal debería examinar la prohibición de la organización y, si es necesario, implementarla de inmediato».

El Ministerio de Interior se remite a su política de no comentar por anticipado consideraciones de prohibición de grupos «independientemente de su razón para tales consideraciones», porque «de lo contrario, existiría el riesgo de que personas potencialmente afectadas alineasen su comportamiento en consecuencia, reduciendo así la efectividad de las medidas oficiales».

Los tribunales alemanes, por su parte, hace ya tiempo que tienen claro lo que supone la pertenencia a los Lobos Grises. La última muestra de ello la ha ofrecido el Tribunal Administrativo de Colonia, que ha reaccionado inequívocamente en contra de la intención de varios miembros del movimiento de conservar sus armas de fuego, tras revocar el permiso la Policía de Bonn. En el razonamiento de la sentencia, el tribunal argumentó que «la mera pertenencia a una asociación anticonstitucional en el periodo de los últimos cinco años es suficiente para la revocación, de acuerdo a la Ley de Armas».

Se dice que fueron financiados por la CIA en la Turquía de la Guerra Fría y que Devlet Bahceli logró atarlos en corto en territorio turco a finales de los 90, pero «los Lobos Grises alemanes no son una rama de los Lobos Grises turcos», afirma el ex jefe de la Oficina para la Protección de la Constitución, Hans-Georg Maassen, «se han radicalizado en Alemania y ya no se sienten invitados aquí, creen que tienen una superioridad moral y consideran Alemania como parte de Turan».

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