La esposa del Nobel de la Paz chino se reúne por fin con él en la cárcel
La poetisa Liu Xia viajó custodiada desde Pekín hasta la prisión donde cumple condena Liu Xiaobo para comunicarle la concesión del premio
PABLO M. DÍEZ
El disidente chino Liu Xiaobo, en la cárcel por pedir democracia en este país, ya se ha enterado de que es el último premio Nobel de la paz. Por supuesto, no lo ha hecho por la prensa nacional, donde la noticia ha sido censurada por ... el autoritario régimen de Pekín. Dos días después de su nombramiento, su esposa, la poetisa Liu Xia, ha podido por fin reunirse con él hoy para darle la buena nueva, que le dará todavía más fuerza moral para afrontar los nueve años de prisión que aún le quedan por cumplir.
Así lo han asegurado varios familiares, como los hermanos y la suegra de Liu Xiaobo, y el Centro para los Derechos Humanos y la Democracia, una ONG de Hong Kong. Pero, de momento, ni las autoridades chinas han confirmado oficialmente el encuentro ni Liu Xia ha vuelto a dar señales de vida después de que la Policía la sacara el viernes por la noche de su casa.
Desde que el Instituto Nobel noruego anunció el fallo, el teléfono móvil de la poetisa ha permanecido “fuera de servicio”, lo que ha llevado a sus amigos y allegados a temer que también hubiera sido detenido.
Al parecer, la mujer habría llegado a un acuerdo con el Gobierno para visitar a su marido a cambio de no hacer declaraciones a los periodistas extranjeros, que durante el fin de semana se han agolpado a las puertas de su bloque de viviendas ante la curiosa mirada de los extrañados vecinos. Pero Liu Xia se había desplazado escoltada por la Policía hasta el penal de Jinzhou, situado a unos 500 kilómetros de Pekín en la provincia de Liaoning. Lejos del hogar, allí cumple Liu Xiaobo su condena de once años de cárcel por “incitar a la subversión contra el Estado” al liderar la “Carta 08”, un manifiesto por la democracia inspirado en la “Carta 77” suscrita ese año en Checoslovaquia contra la ocupación soviética.
Buena prueba del encuentro entre Liu y su esposa es que, según las agencias internacionales, la seguridad fue reforzada en torno a la prisión y la Policía cortó las carreteras cercanas, impidiendo el paso a los no residentes y obligando a dar la vuelta a los periodistas extranjeros que habían acudido hasta allí.
Todo con tal de silenciar el eco del Nobel a Liu Xiaobo. Además de censurar la noticia en los medios chinos y bloquear internet, Pekín ha criticado la concesión del galardón y ha insistido en que el disidente es un “criminal”. Son las paradojas de esta nueva China del progreso y la modernidad, pero donde el régimen todavía sigue encerrando a quienes cuestionan el monopolio político del Partido Comunista.
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