Así se lo ha planteado Rinkevics en una carta dirigida a la presidenta del Saeima (Parlamento), Daiga Mierina, con vistas al menos a una segunda lectura sobre la iniciativa, que ya fue aprobada el pasado 30 de octubre y que había sido impulsada por grupos de derechas.
El jefe de Estado entiende que, aunque el Parlamento tiene plena potestad para romper con el citado convenio del Consejo de Europa, quedan cuestiones por resolver, al tiempo que echa en falta un debate más amplio. En este sentido, ha advertido de que una decisión precipitada mermaría la imagen de Letonia en la escena internacional.
La Presidencia ha recalcado en un comunicado que Letonia estaría dando un paso inédito dentro de la Unión Europea y ha sugerido que, antes de cualquier posible ruptura, Letonia debe contar con leyes específicas que garanticen la protección de las mujeres y de la infancia para dejar claro su compromiso con la protección específica de ambos colectivos.
El proyecto de ley salió adelante en el Parlamento letón gracias al apoyo de uno de los tres partidos de la coalición de centroizquierda que gobierna el país, así como de la oposición, que presentó la iniciativa con el argumento de que el mencionado tratado tiene una base ideológica que contradice los valores familiares tradicionales del país.
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