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Francia y España
Nosotros no necesitamos importar problemas, pues los tenemos dentro
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Francia venía siendo considerada el país de la acogida. Hacia ella se dirigieron cuantos europeos se sintiesen incómodos, o incluso amenazados en su país, en busca de refugio y comprensión. Para ello, sin embargo, tuvo que pasar su Revolución, nacida en los círculos intelectuales ... y guiada por la razón cartesiana que resumían en su lema «libertad, igualdad fraternidad». El problema fue que la Revolución careció de fraternidad; la igualdad se redujo a enviar a la guillotina a barullo y respecto a la libertad, la definió Lenin cuando Fernando de los Ríos le preguntó sobre ella respondió: «¿Para qué?».
Es verdad que durante el Terror, Robespierre, «el incorruptible», fue víctima de sus excesos y acabó bajo la cuchilla. Y que Napoleón, con su golpe de Estado llevó a su país a un periodo hegemónico sobre Europa a base de victorias militares y soldados que «llevaban en su macuto el Código Civil de la nueva Francia» y poner a su frente familiares suyos. España fue uno de ellos donde fracasó. Suecia otro, donde todavía reinan los Bernadotte. Las causas serían demasiado largas de explicar.
En cualquier caso, Francia abrió una nueva Edad, que ha ido adoptando la mayoría de los países europeos, aunque todavía se lucha por ello en Ucrania, mientras Francia se convertía en refugio de europeos amantes de la democracia. Contribuyó que al frente de ella y de Alemania hubo dos hombres, De Gaulle y Adenauer que entendieron que no podían seguír guerreando, y decidieron hacer las paces definitivas a las que se Unieron los pequeños países del Benelux. De allí surgió la Comunidad Europea, un emporio de riqueza y libertades, hacia el que se dirigían quienes carecían de ellas. Lo malo es que su éxito se ha convertido en problemaza.
Alemania aún necesita mano de obra. Pero Francia es incapaz de absorber las oleadas que llegan de sus excolonias africanas y de un Oriente Medio en guerra. Y lo peor es que está resquebrajando el mayor éxito europeo de nuestra era. ¿Y nosotros? Nosotros no necesitamos importar problemas, pues los tenemos dentro. La multitud de manifestantes en Madrid llegados de toda España pedían que no se indultase a quienes buscan descuartizarla, mientras Sánchez, en Barcelona, entre aplausos, se contradecía de nuevo a sí mismo y olvidaba los indultos. El que calla, otorga...