Aguijonazos

No es que al Kremlin le importen mucho sus bajas, muchas de cuales se entierran donde caen sin comunicárselo a los familiares. Pero les importan los helicópteros cuando empiezan a quedarse sin ellos. Así que hicieron el petate y se largaron. Lo malo es que los muyahidines empezaron a disparar contra los norteamericanos y estos cuidan mucho más a sus muertos, pero también se largaron.

Los Stingers (aguijón en inglés) siguen fabricándose y mejorando, son más ligeros, pesan 16 kilos, mucho más precisos logrando derribar incluso misiles de largo alcance. Y empiezan a ser suministrados a los ucranianos en grandes cantidades. ¿Van a decidir también la guerra de Ucrania? Es lo que se persigue, tanto en Washington como en Kiev.

Pero no hay que olvidar que Rusia es más que un país, más que un continente, está en dos, y su sistema se ha acorazado contra la rebelión e incluso disidencia, tanto interna como externa, ahogando cualquier tipo de oposición.

Le queda, además, el último resorte: la cesión de parte de su inmenso territorio, siempre que no signifique poner en peligro la estabilidad general. Contando, además, con aliados que comparten su sistema dentro del mismo, como Bielorrusia y Chechenia. De todas formas, será interesante ver si los Stingers ganan su tercera guerra.